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Voto de tiznao:
8
7,1
2.565
Western. Drama
John Russell (Paul Newman) secuestrado y criado por los indios apache desde cuando era un niño, es ahora un hombre comprometido con su tribu a la que ha aprendido a apreciar y a respetar profundamente. Queriendo vender una casa que ha recibido como herencia, Russell viajará en una diligencia, en compañía de siete personas de diferentes rangos sociales, entre los cuales podrá ver una amplia radiografía de la sociedad a la que, con ... [+]
26 de mayo de 2012
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
En su primer cuarto de metraje (ver spoiler) ya tenemos una completa, acertada y buena descripción de personajes y carga psicológica de los mismos, cosa que va a ayudar a la brillantez de la función al mudar de viaje más o menos duro, a lucha por la supervivencia al entrar en escena una banda de asaltadores (cuya composición y lo que buscan no diré por no entrar en spoiler, y/o privar a quien no la haya visto de lo atractivo y sorprendente de sus identidades).
Adaptación de una novela del maestro Elmore Leonard, brillantemente guionizada por Irving Ravetch y Harriet Frank Jr. (habituales colaboradores de su director, Martin Ritt), estamos ante un buen western psicológico que refleja el cambio que va experimentando la sociedad en la década de los 60, en el retrato de inquietudes y actitudes respecto a racismo y mirada a las sempiternas motivaciones del ser humano (sexo, relaciones hombre/mujer, codicia, ambiciones, traiciones y demás). Ese personaje honesto y hasta inocente en su carencia de maldad y disposición a ayudar a los necesitados habitual antes de los 60 en el pistolero de turno protagonista, se convierte de la mano de un excelente Paul Newman en un taciturno y practico egoísta que va a lo suyo, y solo actúa cuando ve peligrar sus intereses y/o se siente agraviado (cuando llega el momento es para aullar de placer, seca y contundente violencia completamente acorde con su personaje), sabiendo lo que hace y como lo hace en aras de la supervivencia; en principio visto con recelo por sus compañeros de viaje (debido a lo aparentemente despiadado de su proceder) a los que no le quedara más remedio que apreciar lo correcto de su estoico sentido apache de la vida en su modo de enfrentar la situación, ya que además de comportarse como ese "Hombre" digno de ser así llamado por sus enemigos, acaba - por otros caminos mas dramáticos y menos trillados en el género - convertido en digno ejemplo de héroe de todo buen western que se precie.
Buena y entretenida historia, dirigida con mano firme por el concienciado (incluido en la lista negra de McCarthy) y profesional realizador Martin Ritt, muy bien descrita la psicología de los personajes, algunas líneas de diálogo para enmarcar, desarrollo de la trama que te mantiene atento e interesado a la pantalla, y un climax emotivo, duro, seco y áspero como lo es ese John Russell y los escenarios de Arizona en los que transcurre gran parte de la historia, vamos, para entendernos, digna muestra de ese inigualable universo Leonard (tercera historia suya llevada a la pantalla tras los 10 años transcurridos desde las buenas, "El tren de las 3:10, 1957" y "Los cautivos 1957"), y digna muestra de la influencia de los tiempos por los que fue rodada, en un género que daba muestras por aquel entonces de fatiga.
Adaptación de una novela del maestro Elmore Leonard, brillantemente guionizada por Irving Ravetch y Harriet Frank Jr. (habituales colaboradores de su director, Martin Ritt), estamos ante un buen western psicológico que refleja el cambio que va experimentando la sociedad en la década de los 60, en el retrato de inquietudes y actitudes respecto a racismo y mirada a las sempiternas motivaciones del ser humano (sexo, relaciones hombre/mujer, codicia, ambiciones, traiciones y demás). Ese personaje honesto y hasta inocente en su carencia de maldad y disposición a ayudar a los necesitados habitual antes de los 60 en el pistolero de turno protagonista, se convierte de la mano de un excelente Paul Newman en un taciturno y practico egoísta que va a lo suyo, y solo actúa cuando ve peligrar sus intereses y/o se siente agraviado (cuando llega el momento es para aullar de placer, seca y contundente violencia completamente acorde con su personaje), sabiendo lo que hace y como lo hace en aras de la supervivencia; en principio visto con recelo por sus compañeros de viaje (debido a lo aparentemente despiadado de su proceder) a los que no le quedara más remedio que apreciar lo correcto de su estoico sentido apache de la vida en su modo de enfrentar la situación, ya que además de comportarse como ese "Hombre" digno de ser así llamado por sus enemigos, acaba - por otros caminos mas dramáticos y menos trillados en el género - convertido en digno ejemplo de héroe de todo buen western que se precie.
Buena y entretenida historia, dirigida con mano firme por el concienciado (incluido en la lista negra de McCarthy) y profesional realizador Martin Ritt, muy bien descrita la psicología de los personajes, algunas líneas de diálogo para enmarcar, desarrollo de la trama que te mantiene atento e interesado a la pantalla, y un climax emotivo, duro, seco y áspero como lo es ese John Russell y los escenarios de Arizona en los que transcurre gran parte de la historia, vamos, para entendernos, digna muestra de ese inigualable universo Leonard (tercera historia suya llevada a la pantalla tras los 10 años transcurridos desde las buenas, "El tren de las 3:10, 1957" y "Los cautivos 1957"), y digna muestra de la influencia de los tiempos por los que fue rodada, en un género que daba muestras por aquel entonces de fatiga.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
John Russell (Paul Newman), un blanco criado con apaches debido a ser secuestrado por estos en el asalto a una diligencia cuando era niño, abandona la caza y venta de caballos a los blancos, ya que ante la llegada del ferrocarril el negocio no pinta bien, y además ha heredado de su padre adoptivo (le recogió de entre los apaches y le dio su apellido, pero se escapo y volvió a la vida salvaje) una casa de huéspedes en la ciudad regida por una mujer, Jessie (Diane Cilento, casada por aquel entonces con Sean Connery), donde vive su amigo mejicano Méndez (Martin Balsam), a la sazón quien le convence para que abandone la vida salvaje y se integre en la sociedad como el blanco que es. Con esta presentación en la que vemos a Rusell enfrentarse a 2 rijosos vaqueros que pretendían zaherir y molestar a sus 2 acompañantes apaches en el interior de una cantina, la actitud con la que resuelve la situación, y los diálogos con el mejicano Méndez, tenemos un buen esbozo de la personalidad taciturna, recta, y hasta salvaje para el canon de las buenas costumbres, en la honesta simpleza de sus diálogos.
La casa de huéspedes queda desmontada (Rusell la va vender para comprar una manada de caballos) y aprovechando el alquiler de una diligencia por parte de una pareja (Fredric March interpretando a un agente para los indios llamado Alex Favor, y Barbara Rush como su esposa) que parece tener urgencia de moverse, se suman al viaje, Rusell, un matrimonio de jóvenes y mal avenidos inquilinos de la pensión (Peter Lazer y Margaret Blye), Jessie que ante la negativa a casarse con ella del sheriff (Cameron Mitchell) con el que mantiene una relación (todo un poema Leonard los motivos esgrimidos por este) decide poner tierra por medio, un tipo duro llamado Cicero Grimes (el gran Richard Boone iluminando la pantalla en un papel marca de la casa) que ha logrado billete abucharando a un soldado que es achantado por él, y a las riendas en el pescante, Méndez.
La casa de huéspedes queda desmontada (Rusell la va vender para comprar una manada de caballos) y aprovechando el alquiler de una diligencia por parte de una pareja (Fredric March interpretando a un agente para los indios llamado Alex Favor, y Barbara Rush como su esposa) que parece tener urgencia de moverse, se suman al viaje, Rusell, un matrimonio de jóvenes y mal avenidos inquilinos de la pensión (Peter Lazer y Margaret Blye), Jessie que ante la negativa a casarse con ella del sheriff (Cameron Mitchell) con el que mantiene una relación (todo un poema Leonard los motivos esgrimidos por este) decide poner tierra por medio, un tipo duro llamado Cicero Grimes (el gran Richard Boone iluminando la pantalla en un papel marca de la casa) que ha logrado billete abucharando a un soldado que es achantado por él, y a las riendas en el pescante, Méndez.