Scarface puede ser una peli de gánster, de cine negro, de violencia... pero lo que sobretodo es 100% cine y una crítica a la situación del país en aquella época. Un país aún sin terminar de hacer y donde la ley del más fuerte era la que dominaba. Ni más ni menos.

Así se nos presenta esa América de los años 20. El lugar donde todo el mundo puede cumplir sus sueños. Con esa idea llega Tony Camonte a Estados Unidos. Para cumplir sus sueños de ambición y poder a cualquier precio.

Pero como todo ser humano, tiene su debilidad, y esa debilidad es la que le costará caro.

Scarface tiene un guión brillante y una realización muy buena. Todo está interrelacionado, no sobra ni falta una palabra, la historia se desarrolla con ligereza y a un buen ritmo, que ya les gustaría a películas echas en este momento.

Lo mejor es que la película es violencia, pero no por que todo esté lleno de cadáveres y sangre, sino por que Howard Hawks no hace más que mostrarnos los resultados de esta violencia, los destrozos, caos y sed de venganza que cae en cada uno de los personajes y en el propio Tony Camonte.

Y todo esto, no está solamente contado con palabras, sino con imágenes, Scarface es en toda regla una historia contada en imágenes, con utilzación de recursos retóricos y simbólicos que nadie pensaría que una película de este género llegase a utilizar alguna vez. Pero que los tiene y los utiliza de la mejor manera que sabían hacer en aquella época.