Curioso y muy personal debut en el largometraje de la realizadora Del Kathryn Barton que narra una historia de por sí poco original, pero de una forma sin igual, llena de simbolismos, mezclando la realidad con la fantasía de una niña de doce años que ha sufrido un trauma a causa de un hecho abyecto.

Al no saber procesar bien lo visto y oído amén de que se considera culpable de no haber hecho nada por evitarlo, entra en unas ensoñaciones, fantasías con un amigo imaginario, nada menos que un dragón, no pudiendo vivir con normalidad su vida a punto de entrar en la adolescencia.

Por todo ello, lo que podría haber dado para un cortometraje, Kathyn Barton lo alarga y logra ensalzar de forma visualmente muy atractiva, por medio del empleo de un estilo donde la fotografía tiene una gran importancia, así como la excelente composición de la niña Julia Savage, en un papel muy difícil.

Un gran drama, en cuya génesis se nota la mano de mujeres, no en vano el emponderamiento aparece como una fuerza más allá de la realidad que hace que la protagonista trate de ayudar a quien sufrió la maldad, por muchas trabas que encuentre, incluso por parte de estamentos judiciales.

Un film que hay que ver tranquilo, aceptando las propuestas que se nos dan ya que si no es así te puedes "salir" de la historia con cierta facilidad.

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