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Voto de Izeta:
8
7,0
201
Cine negro
Después de ser despedido del periódico donde trabaja, Mike Reese se hace socio de un pequeño periódico de provincias en donde intenta poner en práctica los métodos de la prensa de la gran ciudad. Un asesinato en el que está envuelto un magnate de la prensa será la oportunidad perfecta para sus planes. (FILMAFFINITY)
28 de junio de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
A los periodistas no les va a gustar, no, no, esta película.
Mucho menos, aún, a los editores.
Cy Endfield pinta un retrato bastante siniestro de esta profesión, la cual, a pesar de haber llenado infinidad de metros de celuloide, mostrándonos su lado heroico algunas veces, el cínico y manipulador las más, siempre a la caza de noticias que remuevan la opinión pública e inclinen la balanza a sus intereses particulares, muy pocas veces hemos visto tan claro ejemplo de cómo los periodistas o editores inescrupulosos tienen en sus manos la capacidad de actuar como jueces y verdugos y mandar al patíbulo a seres inocentes si ello favorece sus intereses.
Con el gran Dan Duryea en el papel principal, este soberbio actor al que todos los de mi generación admiramos por sus innumerables aportaciones como gran secundario del cine, casi siempre en papeles canallescos, presentándonos a fascinantes prototipos mezquinos, despreciables y sardónicos, aquí nos ofrece un recital de buen hacer, en el que compone un personaje mucho más matizado, un alma cínica sí, pero que irá depurándose poco a poco, ante la toma del aceite de ricino que supondrá la contemplación de un mundo aún más cínico y corrompido que él.
Con todos los elementos característicos de la serie B, esto es, una trama densa pero muy rápida y corta, la película, a caballo entre el cine negro y el drama de denuncia, comienza con el despido de Duryea del periódico metropolitano para el que trabaja, por sus métodos poco éticos e irresponsables de trabajar ( y que su editor previamente había aceptado) que dará lugar al asesinato de un testigo por parte de la mafia.
Esto no será óbice para él que no tardará en recurrir a esa misma mafia, para obtener un pequeño " regalo por sus servicios" con el que financiará su propio periódico en provincias.
Una vez allí, la oportunidad de dar el pelotazo le vendrá en seguida con la noticia del asesinato de la nuera del editor del periódico rival, que creerá poder manejar a su antojo, sobre todo, cuando descubra que la principal sospechosa es una mulata que trabajaba como criada en su casa.
Todo huele mal en esta película. Los periodistas huelen mal. Los editores huelen mal. Los abogados huelen mal. Los niños de papá huelen mal. Incluso las buenas gentes terminan oliendo mal.
A mí no me extraña que ante tanto hedor, Duryea, que también huele mal, termine sintiendo unos impulsos irresistibles de darse una ducha que acabe con tanta inmundicia.
No se pierdan esta película. Es modesta pero muy, muy buena en su humildad, con un guion muy, muy trabajado. Una auténtica joyita.
Mucho menos, aún, a los editores.
Cy Endfield pinta un retrato bastante siniestro de esta profesión, la cual, a pesar de haber llenado infinidad de metros de celuloide, mostrándonos su lado heroico algunas veces, el cínico y manipulador las más, siempre a la caza de noticias que remuevan la opinión pública e inclinen la balanza a sus intereses particulares, muy pocas veces hemos visto tan claro ejemplo de cómo los periodistas o editores inescrupulosos tienen en sus manos la capacidad de actuar como jueces y verdugos y mandar al patíbulo a seres inocentes si ello favorece sus intereses.
Con el gran Dan Duryea en el papel principal, este soberbio actor al que todos los de mi generación admiramos por sus innumerables aportaciones como gran secundario del cine, casi siempre en papeles canallescos, presentándonos a fascinantes prototipos mezquinos, despreciables y sardónicos, aquí nos ofrece un recital de buen hacer, en el que compone un personaje mucho más matizado, un alma cínica sí, pero que irá depurándose poco a poco, ante la toma del aceite de ricino que supondrá la contemplación de un mundo aún más cínico y corrompido que él.
Con todos los elementos característicos de la serie B, esto es, una trama densa pero muy rápida y corta, la película, a caballo entre el cine negro y el drama de denuncia, comienza con el despido de Duryea del periódico metropolitano para el que trabaja, por sus métodos poco éticos e irresponsables de trabajar ( y que su editor previamente había aceptado) que dará lugar al asesinato de un testigo por parte de la mafia.
Esto no será óbice para él que no tardará en recurrir a esa misma mafia, para obtener un pequeño " regalo por sus servicios" con el que financiará su propio periódico en provincias.
Una vez allí, la oportunidad de dar el pelotazo le vendrá en seguida con la noticia del asesinato de la nuera del editor del periódico rival, que creerá poder manejar a su antojo, sobre todo, cuando descubra que la principal sospechosa es una mulata que trabajaba como criada en su casa.
Todo huele mal en esta película. Los periodistas huelen mal. Los editores huelen mal. Los abogados huelen mal. Los niños de papá huelen mal. Incluso las buenas gentes terminan oliendo mal.
A mí no me extraña que ante tanto hedor, Duryea, que también huele mal, termine sintiendo unos impulsos irresistibles de darse una ducha que acabe con tanta inmundicia.
No se pierdan esta película. Es modesta pero muy, muy buena en su humildad, con un guion muy, muy trabajado. Una auténtica joyita.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Aquí quiero reflexionar sobre las quejas que señalan la inconveniencia de presentar una actriz blanca para el papel de la acusada negra.
Yo no creo que sea improcedente ya que me parece que lo que Enfield quiere señalar y denunciar también de paso, es el grado de hipocresía y condescendencia de la sociedad de entonces, al presentar a esta actriz como de procedencia mulata ( recordemos que en un diálogo su personaje así lo señala) que " tuvo la fortuna" de estudiar en escuela de blancas ( eran los años 40, los estudiantes blancos y negros no se mezclaban) pero que al morir su padre y quedar empobrecida, se vio reducida a la condición de criada, siendo devuelta así en toda su sordidez a su condición de " negra" que a lo largo de la película no van a dejar de mencionar para justificar la facilidad con que la opinión pública podrá juzgar el asesinato. Estas alusiones tampoco tenían que gustar nada a las bienpensantes gentes de la época que, indudablemente, se verían reflejadas.
Y, por supuesto, también ofrece una lectura acerca de la persecución de la denominada " caza de brujas" sufrida por este director, en abierto paralelismo con la inocente muchacha acosada por todos los poderes corruptos de la ciudad.
Que la disfruten.
Yo no creo que sea improcedente ya que me parece que lo que Enfield quiere señalar y denunciar también de paso, es el grado de hipocresía y condescendencia de la sociedad de entonces, al presentar a esta actriz como de procedencia mulata ( recordemos que en un diálogo su personaje así lo señala) que " tuvo la fortuna" de estudiar en escuela de blancas ( eran los años 40, los estudiantes blancos y negros no se mezclaban) pero que al morir su padre y quedar empobrecida, se vio reducida a la condición de criada, siendo devuelta así en toda su sordidez a su condición de " negra" que a lo largo de la película no van a dejar de mencionar para justificar la facilidad con que la opinión pública podrá juzgar el asesinato. Estas alusiones tampoco tenían que gustar nada a las bienpensantes gentes de la época que, indudablemente, se verían reflejadas.
Y, por supuesto, también ofrece una lectura acerca de la persecución de la denominada " caza de brujas" sufrida por este director, en abierto paralelismo con la inocente muchacha acosada por todos los poderes corruptos de la ciudad.
Que la disfruten.