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España España · san sebastian
Voto de Izeta:
7
Drama La boda de Lucas y Antonia no es como las demás ya que la novia no hace más que mostrar su descontento con este matrimonio. La firma del acta de sacristía será como sellar su sentencia de muerte. (FILMAFFINITY)
19 de septiembre de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un muy buen melodrama basado en un relato corto de Emilia Pardo Bazán y al que aquí se le añaden muchos tramos, algunos soberbios, otros, menos conseguidos, me ha resultado interesantísimo por cuanto denuncia sin tapujos lo que, hoy en día, más de un siglo después, miles de mujeres maltratadas y acosadas apenas han comenzado a obtener ; leyes garantistas y una protección del sistema adecuado y eficaz que impida que, en los casos de violencia del hombre hacia la mujer, éstos puedan actuar impunemente colándose por los agujeros del sistema. También efectúa un retrato inmisericorde de la propia sociedad enferma, que en su rancia y decrépita moral, permitía y aún alentaba que se dieran estos casos sumidos en un silencio reprobatorio pero pasivo.
Leo por aquí que esta cinta fue un fracaso de taquilla en su época. Creo entender por qué. Era 1961 y, a pesar de la indudable lucidez y de las ideas progresistas que emanan del relato de doña Emilia, esa narración a modo de tremebundo melodrama decimonónico rural debían acogotar a más de uno, a mí mismo sin ir más lejos, que en alguna de sus partes, en el último tramo sobre todo, me resulta ya un poco artificial.
Sin embargo el guion de Sáenz de Heredia me parece bastante bueno y comprometido con el espíritu de su autora.
Con un Pedro Armendáriz que se sale completamente, una Concha Velasco muy correcta en su papel dramático, aunque en exceso lacrimógeno para mi gusto y los secundarios que van desfilando por ahí, magníficos todos ellos, el papel que menos me ha gustado es el de Manuel Monroy que se ve que lo introdujeron para, sin duda, alterar el final de la obra en la que se basa y adecuarse a la censura imperante porque en el relato de la doña, estoy seguro de que no acaba así.
Pedro Armendáriz es un hombre sin escrúpulos que viola, dejando embarazada, a una muchacha del pueblo ( Concha Velasco). Su madre, en cuya familia no hay ningún varón que pueda vengar la afrenta,( ni mucho menos podía plantearse llevarlo ante las autoridades, si es difícil demostrar hoy una violación, figúrense en aquella época), no encuentra otra manera de arreglar el asunto que concertando, a cambio de una cuantiosa suma de dinero, el matrimonio de su hija con el violador para dar pátina de respetabilidad al asunto y salvaguardar la reputación de su hija, acordando, de palabra, que no volverá a acercarse a su hija y a su retoño en lo que queda de vida.
Como pueden deducir, ese acuerdo dura lo que le dura la pasta en el bolsillo al violador. Y pronto se presenta de nuevo para exigir más dinero o se llevará a su esposa a vivir con él. Ante la negativa de la madre, Pedro la mata y será detenido por las autoridades. La hija actuará de testigo de cargo contra él pero, como siempre, una ley muy indulgente y laxa sumado a las habilidades de un abogado defensor muy eficaz conseguirán que la condena se reduzca a unos cuantos años que Pedro sabrá reconducir con extraordinaria habilidad.
La película cumple muy bien su función de denuncia. Asistiremos a ella con indignación, estupor, impotencia y horror, cabreándonos mucho más con la injusticia de las leyes que amparaban estos desatinos que con el propio asesino. Afortunadamente, todo esto es pasado, menos mal, pero nunca viene mal recordar lo difícil que ha sido y es, garantizar una mínima seguridad a las víctimas de cualquier condición.
Izeta
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