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España España · san sebastian
Voto de Izeta:
7
Cine negro. Intriga. Drama La policía investiga la muerte del compositor Keith Vincent. Todo parece indicar que se trata de un suicidio y el caso se cierra. Sin embargo, el agente Joe Warne no cree la versión oficial y decide seguir investigando por su cuenta. Para ello, interroga a las diez mujeres que formaron parte de la vida de Vincent, pues todas tenían motivos para matarlo. (FILMAFFINITY)
28 de enero de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me ha costado no menos de quince minutos de película darme cuenta de que aquí George Raft es trigo limpio y de que era yo quien tenía que dejar de lado mis prejuicios, que me estaban llevando por derroteros ante los cuales esta película no tiene nada que ver.
Es lo que tiene el encasillamiento de algunos actores, que luego a los espectadores nos cuesta mucho sacarlos de ahí pero, resulta que, aquí, Raft emula a Boggie, el individualista e inconformista sabueso al que le gusta que el puzzle esté completo y que nunca aceptará que un músico que se precie, se largue voluntariamente al otro barrio dejando la melodía a medio componer. Que eso no es serio y el trabajo hay que terminarlo.
Como que también resulta sospechoso que un artista que vive en semejante chalet acristalado, agasajado por una hilera de modelos de piernas largas cuyos retratos cuelgan de la pared, como suerte de trofeos abatidos, tenga motivos para agujerearse el cráneo.
Los de comisaría no opinan así. Ese caso parece de primer curso de criminología y que Raft se empeñe es husmear donde no le llaman no les va a traer más que problemas.
Afortunadamente Raft no les necesita. Tiene a su madre ( magnífica introducción humorística), a quien podrá plantear todas las incógnitas del caso y unos cuantos sospechosos, en primer término ELLA ( Lynn Bari), que podrán marearle tal y como a él le gusta.
Está bastante bien pergeñado este film en el que hay que reconocerle a Marin su destreza para la composición de ciertas escenas de altura, tanto en el inicio con la presentación de ese chalet con el músico ( al que sólo vemos de espaldas) tocando la melodía al piano ( y que será clave en la cinta), esas piernas de mujer, la sucesión de retratos y lo que viene después, como muchas otras ( la introducción de Raft en casa del fotógrafo, la discusión de las dos ancianas de los pormenores del caso...), además de los diálogos tan cuidados que siempre poseían estas cintas, aun las más humildes, y ese sentido de la elegancia, tan perdido en la actualidad, que casi daban ganas de dejarte disparar.
Por contra, también tenemos que reconocer que eso son destellos en una trama que se deshilacha bastante si nos ponemos a buscarle las costuras, así que es mejor no hacerlo y dejarse llevar por la propuesta que cumple con todos los cánones del género, sin dejarse uno, por lo que los amantes del género podrán quedar, si no deslumbrados, sí satisfechos.
Izeta
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