Se dice muchas veces, sobre todo en estos tiempos, que en el cine ya está todo contado y que ya es imposible acercarse a un género que pueda ofrecernos una idea original.
Yo jamás he creído eso. El cine de género, es cierto que tiene que ajustarse a unos patrones que lo hagan reconocible como tal pero siempre, siempre, podrá cada autor aportar una mirada diferente, aunque sea de lo más sutil o incluso una misma historia puede ser contada de mil maneras diferentes. Afortunadamente para nosotros, los espectadores.

Esta película es otra de esas modestas producciones serie B pero, como muchas de su categoría, otra de esas sortijas de oro escondidas entre un montón de cachivaches en el fondo del cajón.

Dirigida por Anthony Mann, antes de su salto hacia sus famosos westerns, posee todas las características del cine negro; una fotografía oscura, voz en off, fatalismo, luces y sombras, juegos de traición y venganzas, violencia, un hombre al otro lado de la ley, una huida y una persecución..., narrado de forma tan impecable que, incluso por sí mismo, ya merecería la pena echarle un vistazo.

Pero lo que me ha parecido realmente interesante y me parece que le presta cierta originalidad al relato, es al triángulo amoroso planteado en el film y, sobre todo, que la voz en off esta vez no procede del protagonista sino de una de las antagonistas, Claire Trevor, que relatará las circunstancias, desde la subjetividad de sus sentimientos, cuando entren en colisión con " la otra" Marsha Hunt, una involuntaria rehén que se verá implicada en los hechos y que trastocará los planes y el destino de la pareja principal.

Dennis O'Keefe, muy correcto, se verá acosado por muy distintos frentes. Por los mafiosos de los cuales quiere vengarse, por la policía que lo busca por su huida de prisión y por esas dos mujeres que le acompañarán en su huida y que tirarán de él cual goma elástica para ver cuánto resiste.
No se puede dejar de mencionar a John Ireland y, sobre todo, a Raymond Burr en un papel magnífico e inquietante. Su sola presencia con un puto mechero ya causa pavor.
Los amantes del cine negro os lo pasaréis muy bien. Palabra.