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España España · san sebastian
Voto de Izeta:
9
Cine negro. Thriller. Drama Londres, año 1902. Philip Marshall (Laughton) es un hombre infelizmente casado que conoce y se enamora de Mary Gray, una joven desempleada y depresiva.
15 de mayo de 2023
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Yo sospecho de Charles Laughton. Sospecho de que un actor así, sea de este mundo.
Porque de otro modo no se explica la capacidad que tiene este hombre, sin ningún atractivo ni habilidad aparente, de atraer de este modo hacia su persona la atención del espectador.
Y no es porque crea, simplemente, que supo escoger los papeles que le otorgarían mayor lucimiento y cosas así, sino porque creo realmente que era su presencia la que revalorizaba películas que, con cualquier otro, habrían pasado sin pena ni gloria. Era grande, era inmenso, era un increíble actor.
Fijémonos en este "El sospechoso". Un film, en realidad, modesto. De clara factura teatral. totalmente sostenido por su guion y por sus actores. No tiene más. Era pues, imprescindible escoger bien a los protagonistas y con Laughton a la cabeza de cartel no es posible equivocarse. Claro que tampoco está sólo. Una, aquí, bellísima Ella Raines le acompaña en una relación que, si bien primeramente nos va a chocar por el emparejamiento tan desigual que parece proponer la historia, luego nos va a parecer completamente natural, creíble y hermoso. Un amor puro y leal para los que todavía crean en algo así.
También Stanley Ridges nos va a deleitar, o a fastidiar más bien, con su papel de incansable inspector que no tira la toalla en ningún momento. Esta va a ser de esas películas en las que, inusualmente, nuestras simpatías no van a ir por los carriles correctos. Otro punto más en su favor.
Henry Daniell en un papel desagradable también va a sostener interesantes dúos con nuestro gran actor y Rosalind Ivan, como insufrible esposa de Laughton, va a conseguir que realmente la detestemos, que al final es de lo que se trata.
Siodmak saca petróleo de la historia porque sabe mantener una acertada ambigüedad en torno a lo que respecta al principal sospechoso. En realidad, en ningún momento vamos a saber qué ha ocurrido con su esposa y si es culpable o no ( de lo de ella, claro, lo otro es inequívoco). Todo van a ser conjeturas nuestras y esta incertidumbre va a ser lo que mantenga nuestra atención por la historia. Indudablemente, la maestría de su director en la narración va a tener mucho que ver con algunas escenas primorosas y otras de infarto que no quiero desvelar, donde utiliza todo lo que tiene a su alcance (pasos, niebla, objetos...) para llamar la atención y provocar tensión.
Pero, al fin, es Charles el que monopoliza el cuento. Este caballero burgués de principios de siglo, con esos diálogos tan refinados. Esos modales tranquilos, contenidos, esas expresiones en su cara, esos gestos, esas miradas...Estos primeros planos no hay Dios que los sostengan, o muy pocos, en realidad. Creo que por eso las cámaras bailan tanto, ahora, en la actualidad. Es que, si se quedaran quietas, nos daríamos cuenta de los paquetes que nos quieren hacer pasar por buenos actores.
Izeta
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