Curioso y entrañable drama basado en un relato de Isak Dinesen ( Karen Blixen, la autora de Memorias de África), nos cuenta la historia de dos mujeres puritanas a finales del siglo XIX, hijas de un pastor fundador de una de esas sectas, consagradas a la vida espiritual en una pequeña y apartada aldea de Dinamarca.
El destino les hará topar con Babette, una mujer francesa que ha tenido que huir de su país y a la cual acogerán a su servicio, quién unos cuantos años después, les dará un regalo y una lección de humanismo que no olvidarán.
El puritanismo se caracteriza por defender una moral y rigidez extrema. Dios es el centro de todo y para alcanzar la espiritualidad hay que renunciar a todo tipo de placeres mundanos y sensuales. Todo es vanidad.
Por ello, cuando Babette les anuncia que quiere homenajear a todo el pueblo con un banquete, no quieren herir sus sentimientos rechazándolo, pero acuerdan todos ellos, no dejar que sus sentidos presten la más mínima atención al pecaminoso presente.
Babette representa al humanismo. La exaltación de los valores humanos. El arte y la cultura aunque procedan del hombre, es también una verdadera forma de exaltación de Dios y por lo tanto, compartir el arte de cada ser humano es una forma de amar al prójimo.
Creo que esto es lo que nos cuenta esta pequeña película suave, tranquila y sosegada.
Las costumbres puritanas siempre han dado juego en el cine. Me vienen a la cabeza varias películas de muy distintos géneros que bucean muy bien en estas extrañas costumbres.
" La gran prueba" de William Wyler. " Único testigo" de Peter Weir. " La letra escarlata" de Roland Joffé...Esas comunidades tan cerradas y rígidas siempre han despertado mi curiosidad.
Pues esta película me parece muy interesante. Un poco extraña al principio, pero luego va ganando interés hasta que ya durante el transcurso del banquete se convierte en una auténtica delicia. Creo que no se arrepentirán de verla.