Aviso para navegantes: esta película es de esas producciones hollywoodienses revestidas de un aura de gran historia dramática, cuando en el fondo sólo busca la lágrima fácil, y para ello no duda en manipular nuestros sentimientos una y otra vez. También es de esas producciones que quieren lucir un buen reparto, aunque todos estén ahí por lo que están: De Niro por la pasta (aunque su interpretación es notable), y el resto, más jóvenes, por la pasta y por actuar junto a De Niro (usted elegirá la motivación más inmediata).
Sin más rodeos, diré que Todos están bien hubiera sido mucho mejor si no forzara tanto la máquina del drama con secuencias aparentemente dramáticas y que sólo se sienten impostadas dentro de la historia. La historia recuerda, inevitablemente, a A propósito de Schmidt, pero aquella era un constante destello de sinceridad y genialidad, mientras que ésta busca todo eso en lugares equivocados. Si medianamente funciona es por la poderosa presencia de De Niro, muy creíble en su papel de padre viudo que quiere volver a reunir a la familia. El resto, justitos.
El problema de Todos están bien es, claramente, su búsqueda artificial de la emoción. Parece que la historia no fluye naturalmente, sino que avanza a golpe de efecto. A veces funcionan, no digo que no, pero en conjunto... eso es otra cosa. Y encima, ya cerca del final, el propio guión efectúa un cambio de punto de vista hacia los personajes que me parece incluso tramposo. El final desmerece mucho esta película, lo siento.
Una película con un argumento como el de Todos están bien no debería dejarme indiferente. Mal asunto.