¿Que es un musical que en el siglo XXI sigue tan fresco cómo en su lanzamiento? Probablemente.
¿Que los decorados, vestuario y colorido están a la altura de las coreografías? Quizás.
¿Que la idea de ambientarla en una época en concreto, tan particular como el cambio del cine mudo al sonoro, ha supuesto que el paso de los años no le hagan mella? Definitivamente.
¿Que la elección de Debbie Reynolds, Jean Hagen y Donald O'Connor como compañeros de Gene Kelly fue muy acertada? Seguro.

Y sin embargo, tengo la sensación que son los detalles los que hacen esta película tan grande, pequeños matices que consiguen una sonrisa constante de complicidad, casi bobalicona, a lo largo de todo el film...
Sigue en spoiler