Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Chris Jiménez:
8
Thriller. Cine negro. Intriga Tras obtener el permiso para marcharse del ejército en Alemania, Harry va a Inglaterra en busca de su mujer, donde tiene un trabajo como conductor de camiones. Pronto su jefe intentará involucrarlo en una operación de contrabando. Al principio se resiste, pero a Harry le tienta la bellísima Lynn... (FILMAFFINITY)
11 de marzo de 2022
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es lo que la pobre rubia pregunta antes de sentarse entre dos hombres a bordo de un camión que deberá atravesar ríos, bosques y montañas para llegar a su destino, hasta a un carguero que se figura como nave de la esperanza y la libertad, pero promete ser un periplo de auténtica pesadilla y extenuación...porque la libertad cuesta ganársela.

Otro título que nos llega de la jugosa lista de películas negras que Gran Bretaña nos estuvo ofreciendo a lo largo de la década de los '50, esas a las cuales tan poca atención damos en favor de aquellas producidas en territorio norteamericano; "The Long Haul" es una pequeña joya a descubrir, basada en el debut como escritor de Mervyn Mills que tanto esfuerzo le costó publicar debido a su visión macabra, escabrosa y extremadamente violenta de la Inglaterra post-2.ª Guerra Mundial, y que correría a cargo de Maxwell Setton para su Todon Productions.
Ken Hughes (quien más tarde sería recordado por la aventuresca "Chitty, Chitty! Bang, Bang!" y el riguroso drama "Los Juicios de Oscar Wilde") se pone tras la cámara para volver a demostrar su pericia en el cine criminal. Pero esta obra no empieza en el mismo lugar donde nació, curiosamente, el director, sino en una Alemania ya bajo dominio de los EE.UU. y reflejándose el sentimiento de los ex-combatientes de regresar a su casa (la cual sólo parecía ser un mero sueño lejano) en Harry, cuya ilusión se viene abajo al anteponerse las exigencias de su esposa Connie, quien lo que desea es volver a Liverpool con su familia.

La historia nos irá demostrando a partir de este instante que las innumerables situaciones donde se meten los protagonistas se deberá más a sus terriblemente erróneas decisiones que a la inclemencia del destino, como siempre ha sucedido en el género negro; aquí Hughes capta a la perfección la sensación que quería transmitir Mills a través de sus páginas, y Basil Emmott proporciona a sus imágenes un blanco y negro grasiento y sucio, que sirve para esconder a los personajes cuales espectros en la oscuridad. Como el cachorro que se encuentra el negro en plena carretera, Harry también ha sido arrojado a un entorno hostil y peligroso.
Ese entorno es el de una sociedad que todavía intenta recuperarse de los desastres de la guerra, pero los que lo llevan a cabo provienen de un submundo de violencia y muerte; a esto huele el despacho del repulsivo Joe cuando nuestro héroe va a pedirle trabajo, una empresa de transporte con camiones donde los desesperanzados hombres se lanzan a carreteras solitarias...pero pronto el director le sitúa en un dilema al descubrirse que todo eso es la tapadera de un negocio de contrabando y tráfico, y este ex-soldado que un día luchó por causas justas debe decidir entre sumergirse en esos negocios turbios por dinero o marchar definitivamente a su tierra prometida.

Estos elementos, ambientes y escenarios establecen un lazo sólido entre "The Long Haul" y la obra maestra francesa "El Salario del Miedo", además de con esa algo desconocida "Ruta Infernal", de Cy Endfield (que, coincidencias de la vida y la industria, también fue rodada en Gran Bretaña y estrenada tan solo un mes antes de la que nos ocupa); el resorte que termina de poner a prueba la moral de Harry es la chica del gángster, tan voluptuosa y sensual como podríamos imaginar, una Diana Dors recién llegada de su breve romance con EE.UU. dispuesta a dinamitar la figura de rubia explosiva que la estaba persiguiendo y demostrar su valía en un papel realmente dramático.
Esto estrecha más el cerco alrededor del anterior, primero sacudido con la corrupción laboral, luego atrapado en la confusión emocional; de ser un film de producción americana tal vez veríamos a la chica ejercer sus armas de "femme fatale" y arrastrar al buen padre de familia a locuras y terribles errores. En este caso ella es una pobre desgraciada, quizás otrora prostituta, que de repente ha encontrado en Harry algo parecido a un amor honesto y bondadoso, por primera vez en toda su vida; la doble moral imperante y los caminos a elegir son vitales para comprender las atmósferas tan melancólicas y ásperas en las que con pleno ahínco nos sumerge Hughes.

También deja patente su dominio del suspense más intenso y de la acción llegando al tramo final tras un buen rato de giros dramáticos inesperados que ponen de manifiesto lo alejada que está su obra de los manidos clichés (jamás el papel de la esposa se habría revelado de tal forma...); esa media hora climática a bordo del camión donde somos lanzados junto con el trío protagonista a entornos naturales de caminos empedrados, cordilleras y bosques espesos, remitiendo el cineasta, esta vez sí, a las influencias del "noir" estadounidense e incluso el "western".
Aquí se inhala el espíritu aventuresco de Walsh y Huston, pero Hughes se esmera en que su travesía resulte ciertamente extenuante, demostrándose que el camino hacia la tierra prometida (América, siempre América) está plagado de impedimentos, y se debe pagar un alto precio para llegar a él; en última instancia éste, respetando el texto y cual Fritz Lang, se decanta por someter a su pareja a los crueles virajes del destino (esa preciosa Dors, dramática como pocas veces, y un Victor Mature tan acostumbradamente impertérrito como imponente en su papel de hombre torturado), terminando por condicionarles sus elecciones morales, siempre dudosas.

Así, "The Long Haul" no celebra la victoria de haber conseguido la libertad y no permite a los amantes, ni a ningún otro ser humano, la salvación o la redención. "¿Conoce el Club Coco?", pregunta una exhausta y cansada Lynn al taxista.
Su última frase pronunciada, entre lágrimas ("...Lléveme allí"), deja un poso de amargura que a uno le desgarra un poquito los intestinos. Setton y Hughes podrían haberse salido por la tangente y contentar a su público, pero optan por la vía del realismo crudo, la que está más próxima a la vida y menos al cine de entretenimiento...
Chris Jiménez
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow