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Voto de Chris Jiménez:
10
Animación. Ciencia ficción. Acción Después de la Tercera Guerra Mundial, el planeta se vuelve un lugar desolado y hostil, el agua se convierte en el recurso más preciado. Los más fuertes dominan el mundo. Esto cambiará cuando el hombre conocido como 'El puño de la Estrella Del Norte', heredero del arte marcial más poderoso jamás conocido, ayude a los indefensos pobladores a conseguir una vida más digna. (FILMAFFINITY)
13 de octubre de 2017
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando las ciudades han caído, la tierra ha sido abrasada y los hombres se han convertido en bestias sedientas de poder, sólo podemos confiar nuestra rota esperanza a uno de esos mesías que de vez en cuando surgen de las ruinas.
Con el restallar de las tormentas, los crujidos del suelo y los edificios derrumbándose a su paso, emerge Kenshiro...

De ser su primera aparición esa secuencia en la ciudad en ruinas en la que los pequeños Bat y Rin son acosados por una banda de sádicos motoristas, y los rascacielos empiezan de repente a caer sólo para descubrir su silueta entre el polvo, se alzaría como la más legendaria de la Historia del anime. El bueno de Kenshiro nace poco antes, cuando el mangaka Tetsuo Hara sale como puede de la cancelación de su serie sobre carreras de motos "Iron Don Quijote", mero encargo de su jefe Nobuhiko Horie, editor de Weekly Shonen Jump, cumpliendo así un sueño de juventud: crear su propia historia de acción y artes marciales.
Interesante desarrollo el de "Hokuto no Ken", que antes de la participación del dibujante Yoshiyuki "Bronson" Okamura, proponía un mundo actual donde Kenshiro, un joven y experto luchador, estaba envuelto en un periplo para vengar la muerte de su novia Yuki. Pero todo cambió. Las influencias de "Blade Runner", "Mad Max II", los mangas "Akira" y "Violence Jack" y de "Ultra-man", entre otras, hicieron mucho y el escenario sería este universo bizarro donde se combinan las inquietudes sobre extinciones nucleares tan propias de la época con fábulas de guerreros de extraordinarios poderes y terribles luchas de clanes más cercana a los cuentos "ken-geki" feudales.

Cuando llega la adaptación presente de la mano del diseñador Toyo Ashida, quien cogió experiencia al dirigir en la locura psicodélica de "Dr. Slump", una serie de televisión ya ha sido lanzada a través de Toei Animation. Todo el mismo equipo traslada el primer arco del cómic, que aún se publica, sin las duras restricciones impuestas en la susodicha serie que aún se emite. Esta cinematográfica "HnK" prescinde de introspecciones en el pasado y la psicología de los personajes, porque está destinada, claro, a los fans de los trabajos previos, y empieza con la traición de Shin, amigo del protagonista (y guerrero de la familia Nanto Kosuken), y su secuestro de la novia de éste, Yuria.
Tras un prólogo para ponernos en situación que cambia los prados, los cerezos y los mares por un infierno de cadáveres y devastación, Ashida reproduce en todo su cruento salvajismo la violencia atenuada en la serie; Hara y Okamura estuvieron orgullosos al contemplar tal espectáculo de nihilismo y misoginia sin compasión, de explosiones corporales, géisers de sangre y diseños exagerados a vivo color que hacía honor a su manga. En medio el periplo de Kenshiro, un hombre de bien poco a poco deshumanizado por la crueldad que le rodea, por las traiciones de sus hermanos y compañeros, y consumido en la venganza.

Pese a la ausencia de personajes (ni rastro de Toki, directo sucesor de la Hokuto Shinken y hermano del héroe) y de condensar lo que la obra ofrecía hasta más o menos su 16.º volumen, se sigue las andanzas del anterior, unido a los jóvenes Bat y Rin, la pequeña benefactora de la Humanidad de pelo rosa y poderes telepáticos, mientras Yuria (de cuyo noble linaje aquí no se nos dice nada) prosigue en la fortaleza de Shin y los terribles Jagi y Raoh conspiran para dominar el territorio. Detrás de una trama de intrigas, anhelos de poder y amor no correspondido de puro drama feudal, lo inverosímil se adueña de esta atmósfera de tierra árida preñada de odio y locura.
Ciencia-ficción apocalíptica, pasado mitológico y fantasía ultraviolenta de kung fu y poderes especiales en un combo alucinógeno que sacude nuestro inconsciente dejando sobre el tapete una reflexión que se irá repitiendo hasta el final: ¿hasta qué límites de maldad es capaz de llegar el ser humano? Pero al menos en el film la línea que separa el Bien del Mal está perfectamente definida: contra los que desean gobernar sobre los débiles y se dejan corromper por su ignorancia (Jagi, Shin, Raoh) están los puros de espíritu, buscadores de la esperanza y defensores de la humanidad (Rin, Yuria, Rei), aunque de vez en cuando deban ejercer la violencia por la causa.

El mayor error a nivel argumental es el nulo tratamiento de los caracteres de personajes y negarnos el escudriñar en su personalidad más allá de lo que muestren a través de sus acciones, que en sí es bastante transparente. Pero aun con todos los fallos narrativos, detalles y diferencias que se aprecien con respecto al manga (el tan ambiguo destino de Yuria, incomprensible), es difícil no ser sobrepasado con el nivel de épica que a cada minuto evoca esta versión, tanto en sus instantes de acción descarnada como de profundas reflexiones y puntuales momentos conmovedores.
Más bien es imposible, imposible no caer ante la intensa paleta de sensaciones que a su paso va dejando. Imposible no asfixiarse por la actitud despiadada de los que ostentan el poder, soportar los golpes en el estómago con cada cabeza que se contrae y explota en mil pedazos, y sobre todo imposible no sentir el espíritu avivarse cada vez que la silueta de Kenshiro se alza en el horizonte para desgajar de una patada la crueldad de los malvados a la voz de ese legendario "Yatatatatatata!" que aun resuena en las mentes y corazones de muchos...aquellos que celebraron una adaptación visualmente tan fiel al trabajo original.

Esa fue la causa de que arrasara la taquilla como en ella se arrasan las ciudades, en un santiamén, y se posicionara entre las películas de animación japonesas más exitosas del momento. La serie y el cómic continuaron, pero por desgracia nunca se llegó a realizar la secuela para el cine.
Lo que tenemos aquí entonces es una pieza de orfebrería única del género y del anime clásico; por tanto, en el mundillo, 1.986 puede ser recordado no sólo como el año en que se estrenó la primera película de Ghibli...
Chris Jiménez
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