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Voto de Luis Guillermo Cardona:
8
Musical. Western. Romance Laurey Williams (Shirley Jones) se siente atraída por el cowboy y cantante Curly (Gordon MacRae), pero antes de aceptarlo, quiere asegurarse de que él la valora como se merece. Entre tanto, coqueteará con Jud Fry (Rod Steiger), el fortachón mayordomo de su rancho, pero no se ha dado cuenta de que éste, obsesivamente, la está queriendo sólo para él.(FILMAFFINITY)
5 de agosto de 2016
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
En su empeño de no dejarse desbancar por la naciente televisión que venía demostrando que ver películas en casa también tiene sus encantos, los productores hollywoodenses comenzaron a inventarse lo que pudieron para hacer que las pantallas de los televisores lucieran minúsculas en comparación con las que ostentaban las salas cinematográficas; que sus colores jamás se acercaran a los que ofrecía el cine y que su sonido sonara gangoso en relación con los numerosos canales que ofrecían las pantallas gigantes.

Con estos propósitos, surgió el 3-D en 1952; el Cinemascope se estrenó en 1953; y seguidamente, sin lograr la permanencia por sus altos costos de montaje -al que no podían acceder la mayoría de las salas del mundo-, llegaron y desaparecieron: El Vistavisión, el Technirama y el Todd-AO. Este último formato, patentado y explotado por quien sería el siguiente marido de Elizabeth Taylor, Michael Todd, duplicaba el tamaño de la cinta convencional (pasando de 35 a 70mm), mejoraba sustancialmente la definición de imagen, y el sonido óptico lo convertía en sonido magnético de alta fidelidad.

Para estrenar este prometedor y llamativo formato, se obtuvieron los derechos del último éxito en Broadway de los celebrados compositores, Richard Rodgers y Oscar Hammerstein II. Los guionistas, Sonya Levien y William Ludwig, complementaron la historia basándose en la obra original de Lynn Riggs; y Fred Zinnemann, director que había obtenido ocho premios Oscar (incluido el de Mejor Director) con su última película, “De aquí a la eternidad”, se convirtió en el más apto para cederle el timón, pues, se esperaba que pudiera llevar a buen puerto un presupuesto que rozaba los 5 millones de dólares.

¿El resultado? Siete millones de dólares en taquilla y un musical que gustó al público porque asegura un espectáculo con romance, comedia y drama; magníficos escenarios naturales y teatrales, una fotografía espléndida en unos tonos envolventes, y un puñado de personajes que, en su mayoría, resultan bastante simpáticos, aunque, lo que en definitiva ocurre con ellos, ya lo hemos visto en incontadas ocasiones, y en algunos casos, con mayores novedades.

Plausibles, sin duda, algunas canciones y uno que otro montaje coreográfico, pero, es en este aspecto donde -como ocurre con casi todos los filmes del género-, no es fácil sentirse a plenitud. En lo personal, le cortaría sin reparo una media hora de metraje, abreviando algunos números y quitando dos o tres canciones de esas que producen somnolencia.

En cuanto a lo actoral, encantador debut de la angelical Shirley Jones (Laurey), quien además tiene timbre precioso que, como a su partenaire, Gordon MacRae (Curly), le permite cantar con su propia voz. Como siempre, Rod Steiger (Jud Fry) brilla con su capacidad dramática; y Charlotte Greenwood (La tía Eller), como también Gloria Grahame (Annie), estupendas en sus respectivos roles, salpicando de divertida comedia esta relajante historia.

Si quieres un rato de cine sin sentirte obligado a remover la materia gris; viendo a un montón de chicas talentosas y a unos cuantos tipos muy simpáticos; y donde la belleza abunda en todo lo que mires, “OKLAHOMA!”, es tu película.
Luis Guillermo Cardona
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