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Voto de Luis Guillermo Cardona:
10
Romance. Comedia Amanda y Adam son un idílico matrimonio de abogados cuya paz conyugal se ve afectada cuando un caso los enfrenta en los tribunales como defensor y fiscal respectivamente: una mujer es juzgada por disparar contra su marido y la amante de éste. Adam no duda de la culpabilidad de la acusada, pero Amanda no es de la misma opinión. (FILMAFFINITY)
4 de enero de 2011
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las diferencias entre el hombre y la mujer no son sólo físicas –que saltan a la vista-, también hay entre ellos diferencias psíquicas y emocionales, aunque, en ocasiones, no resulte fácil diferenciarles. Pero, por lo general, la mujer ofrece más seguridad afectiva, una memoria detallista y largo placista, una intuición… y una facilidad para el llanto y la histeria que, en menor grado, posee el hombre. El hombre, por su parte, ofrece más seguridad económica, suele ser más predispuesto al riesgo, más rencoroso, menos comprometido en pareja... y más obstinado en la lucha por sus ideales, que las mujeres, en principio.

Son, parte de estas diferencias, las que hacen que un sexo se sienta atraído por el otro y que, la búsqueda de complementarse sea, para casi todos, el mayor propósito en la vida. Pero, por un error de entendimiento, los hombres (y, aunque parezca increíble, con el respaldo de muchas mujeres), desde hace ya demasiado tiempo, han forjado una sociedad inequitativa donde las damas han sido minimizadas, sojuzgadas, y puestas en desigualdad de condiciones frente a ellos. Así, abusan de la mujer, la explotan, la destinan a oficios mal remunerados, y se asume permisividades que, si ellas las asumen, son vistas como algo intolerable.

Miren sino nuestro lenguaje: Hombre público: personaje, funcionario - Mujer pública: puta. Zorro: hábil, sagaz - Zorra: puta. Callejero: libre, aventurero. Callejera: puta… Y así hasta el infinito.

Bienvenida pues, esta divertida, brava, apasionada, oportuna, necesaria e inolvidable comedia de ese gran director llamado George Cukor que, además, reúne el talento de los esposos Garson Kanin y Ruth Gordon para el soberbio guión; el histrionismo y la desenvoltura de Spencer Tracy y Katharine Hepburn para el duelo en el estrado; la gracia y el desenfado de Judy Holliday, David Wayne y Tom Ewell, para darles motivo al matrimonio de abogados… y con todos ellos, una deliciosa e ilustrativa batalla de los sexos que, cada tanto, resulta más que conveniente para poner las cosas donde deben estar.

Soplan vientos de cambio cuando el cine le apunta a la realidad para sacar del adormecimiento a la sociedad humana que, de tanto en tanto, juega a prolongar hasta la eternidad cada injusticia que consigue asentarse, y ante la cual no surgen suficientes opositores o, la fortaleza de los que existen, no consigue levantar roncha.

Georges Cukor tiene aquí otra de sus cimas cinematográficas, y la pareja Tracy-Hepburn, vuelve a demostrar que tiene pocos rivales en esto de la actuación.

Véanla en pareja. Así es como se asumen las cosas que a ambos atañen.
Luis Guillermo Cardona
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