Al comienzo se nos indica que muchos investigadores ya sabían que algo así ocurriría. Hasta la propia OMS avisó. Y de nuevo los Estados no atendieron. Quizás Corea del Sur el que más. Los demás están más preocupados en armarse para posibles combates bélicos, que en enfrentar una catástrofe de tal magnitud, que mata (en algunos casos) bastante más que la propia guerra. Y cuya incidencia social es similar, desde el sentido puramente de relaciones hasta el económico.

En la miniserie se insta a seguir medidas de protocolo, y se hace un pequeño recorrido histórico para que observemos el comportamiento de otras enfermedades importantes. No es un material politizado realmente, intenta concienciar y plasmar una realidad cruda. Las explicaciones son muy concisas y sencillas de entender, por lo que el espectador no se sentirá abrumado con tantos datos. Aparte, la imagen acompañará perfectamente en todo momento las explicaciones, lo que hace de la miniserie un material muy ameno.

Se pretende ver el virus como lo que es, un desafío para la humanidad. No solamente para unos pocos investigadores y científicos, si no un reto que la humanidad deberá pasar. Porque ahora estamos con el COVID 19, pero quizás en el futuro sea otro brote el que nos aceche, y en ese momento es cuando tendremos que aplicar lo aprendido. Para eso los Estados, y en general toda la población, deberá concienciarse del peso real de los investigadores, sanitarios, científicos... en una sociedad, que de nuevo, toma conciencia del peso real de estos actores cuando peor están las cosas.