Me gusta Kevin Smith como director. Me parece que es divertido y que tiene una buena puesta en escena por lo general. Además su sentido del humor es retorcido y enfermizo llevando situaciones cotidianas al límite. O en este caso, tratando como si fuera una película de terror la temática de las sectas cristianas de extrema derecha que cargan sus tintas contra el mundo moderno y la libertad individual y cometiendo numerosos delitos de odio.
Amparándose en sus libertades y derechos constitucionales, se deciden a negar la de los demás en pro de su mensaje mesiánico y delirante.

No obstante Smith falla en la ejecución de esta problemática. Si bien la primera parte es sumamente intrigante y digna de un filme de terror, posteriormente la cinta se sumerge en una trama de acción que carece de fundamento y muchísimas subtramas se dan únicamente por que sí.

No hay duda alguna de que Michael Parks está sublime en su papel de predicador chiflado, así como John Goodman como agente de la ATF. Continuo la observación en el spoiler porque desvela detalles de la trama.

Quizás la mezcla de géneros y su burda resolución hacen de esta una película fallida, si bien resulta entretenida.