Acabo de ver en canal Cosmopolitan "El hombre que vino..." (sin fiebre ni bajo otro efecto alucinógeno) y no entiendo bien las buenas y 'mejores' críticas que hacen de la película algunas, (muchas) de las casi siempre precisas y realmente bien dotadas plumas de por aquí.

De verdad, admiro el talento, la versatilidad literaria y el conocimiento cinematográfico de muchos y muchas de ustedes. Totalmente ajeno a la ironía diré que suelen ser excelentes críticos de guiones, versiones, secuencias, planos y tantos otros detalles como se agazapan en el esquinazo de las películas.

Y después de esta (sincera) 'vaselina', voy a añadir que el 90 % de lo que acabo de ver me ha resultado un petardo, una correlación de disparates; a pesar del nombre de quien firmó la historia original.
Gustoso habría abandonado su visionado a los veinte minutos para dedicarlos a leer. No lo he hecho así por si acaso al final ocurriera algo digno de mejor mención. Nada: otro pastelazo 'with sugar on top'.
Sólo entiendo que actores, (la Weisz está de espanto - sic -), director, músico, fotógrafo y demás cómplices, se presten a estas fechorías porque tienen que 'comer' y seguir en el candelabro.
No lamento discrepar tanto para ser la primera vez que me meto en harinas, ni hallo razones por las que calificar mi opinión de modesta o de lo contrario.
Voy a ahorrales un "spoiler" (¿por qué no llamarle coletilla o añadido en español?) en el que podría rogar que no se ceben conmigo más de la cuenta. Gracias, o de nada.