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Voto de TOM REGAN:
10
7,5
77.690
Romance. Drama
La apacible pero anodina vida de Francesca Johnson (Meryl Streep), un ama de casa que vive en una granja con su familia, se ve alterada con la llegada de Robert Kincaid (Clint Eastwood), un veterano fotógrafo de la revista National Geographic, que visita el condado de Madison (Iowa) para fotografiar sus viejos puentes. Cuando Francesca invita a Robert a cenar, un amor verdadero y una pasión desconocida nacerá entre ellos. (FILMAFFINITY)
8 de marzo de 2018
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
48/18(19/02/18) Clint Eastwood nos regaló con este film uno de los grandes dramas románticos de la Historia del Cine, un cineasta en plena madurez creativa, en un zenit de maestría sublime estaba en la cresta con obras como “Bird”, “Cazador blanco, corazón negro”, “Sin perdón”, “Un mundo perfecto”, y con este melodrama volvió a colocarse en el olimpo. Eastwood filmó el maravilloso guión de Richard LaGravanese (basado en el best seller de Robert James Waller de 1992) cronológicamente, "porque era importante trabajar de esa manera. Éramos dos personas que nos conocíamos, en tiempo real, como actores y como personajes". Siendo los dos protagonistas Meryl Streep y Clint Eastwood titánicos en sus actuaciones, como nos llega y conmueve su idilio. Sangrante lo de ese año en las nominaciones al Oscar, no digo ya los premios, y es que esta cinta solo nominara a Meryl Streep por su actuación es para hacérselo mirar, y es que cintas como “Braveheart”, “Babe el cerdito valiente” o “Apollo XIII” no dejaran sitio a esta Obra Maestra es una anomalía (siendo muy benévolo).
Rodado con sensibilidad pero sin sensiblería, con ternura pero sin cursilería, con elegancia y mucha naturalidad en su evolución, un relato de amor fugaz, un flechazo que se desarrolla en cuatro días, un amor furtivo, un adulterio, pero en el que el director no intenta juzgar, hablándonos del amor que surge con una fluidez y frescura que apabulla en su autenticidad, en su espontaneidad, en su emoción. Un romance que surge de los contrastes entre una mujer soñadora de vida sedentaria-rural y un fotógrafo (nómada) viajero por el mundo, un amor entre maduros (ella 45 años y él 52) que están de vuelta, gente con sueños torcidos que encuentran en el otro lo que les falta, una pasión que desborda la pantalla. Una historia con similitudes con otros dos obras de corte romántico como la de David Lean “Breve encuentro” (1945) y la de Max Ophüls “Cartas de una desconocida” (1948), en las tres la narración corre a cargo de una mujer, y donde se respira un clima de amor fatal. Historia con varias subcapas tras el romance dele acapararte, pues tras ello se hallan reflexiones sobre el sacrificio, sobre los sueños truncados, sobre el paso del tiempo, sobre como la vida familiar puede ser una losa que te oprima existencialmente, sobre la soledad, sobre la infelicidad, sobre como un pequeño de espacio de tiempo (4 días) pueden marcar toda una vida, idealizando lo que pudo ser y no fue.
Tras la muerte de su madre, Francesca (Meryl Streep), dos hijos de mediana edad, Carolyn (Annie Corley) y Michael (Victor Slezak), visitan la granja donde nacieron, allí el albacea les comunica la última su madre era ser incinerada y sus cenizas esparcidas en uno de los puentes de Madison, esto sorprende a los hijos. El hallazgo de unos diarios de la progenitora arrojará luz sobre el misterio, comenzando el flash-back donde se desarrollará casi toda la historia. Francesca es una mujer de 45 años, de origen italiano, vive con su esposo Richard (Jim Haynie) y dos hijos en una granja en Iowa. En 1965, tras un viaje de cuatro días de su esposo e hijos a una feria y ella se queda sola en la casa, y por casualidad conoce a un fotógrafo de National Geographic, Robert (Clint Eastwood), que está de visita en la zona para fotografiar los puentes de Madison.
Relato de amor que cala en el espectador, entrañable en su veracidad, dos piezas sueltas de un puzle que se encajan en sus debilidades y anhelos, un aventurero y una ama de casa con sueños, brotando la química entre ellos desde el primer encuentro, el cruce de iradas, las primeras sonrisas, el primer roce, todo tratado con minimalismo, tratando con mimo cada gesto cómplice, cada diálogo con sentido orgánico, con charlas punzantes, donde el sudor te llega, donde una cerveza fría te reconforta, con música de radio que adorna, con un baño sumergidos en la bañera abrazados juntos que estremece. Un amor sincero, diáfano, puro, amor cuasi-otoñal que te tocará la fibra sensible, pudiendo en su clímax hacerte soltar alguna lágrima. Una elegía sobre el AMOR, donde no hay juicios morales, donde la infidelidad es algo tratado sin estridencias o dramatismos impostados, sin dilemas religioso de principios morales, todo se reduce a la Idealización del Amor, frente al Sacrificio por la familia, y entre medias cuatro días de un verano en Iowa para recordar eternamente, siendo el epitome del film la frase que dice Robert a Francesca "Somos las opciones que hemos tomado", y esto es el corazón de la cinta, el dilema que a Francesca le provoca la aparición del fotógrafo, o buscar su quimera o sacrificarse por su prole y (cariñoso) esposo, en cualquiera de los dos casos pierde (o gana), y al final sus sensaciones quedan explicadas en la trémula última cena en la granja entre ella y Kinkaid a la luz de las velas, donde los sentimientos se ponen a flor de piel.
Meryl Streep como la tierna y ama de casa Francesca, resulta brillante, una italiana perdida en la rutina de su vida de madre en el centro de la nada de Iowa, lleva el peso de la trama con carisma, con carácter, con aplomo, siendo divertida, ingeniosa, simpática, sensible, soñadora, reflexiva, iracunda, fascinante su naturalidad emitiendo mundo interior convulso, con sutilidad y matices, y cuando aparece Robert desierta en ella junta a Clint transmite en un crescendo radiante un arco de sensaciones en aumento hacia el amor excelsa, manejando su mirada (esas ojeadas clandestinas a Eastwood), sus manos (estupendo el modo en que se cubre la cara, o cuando roza el cuello de él mientras habla por teléfono), uno de los grandes papeles de una de las más grandes. Waller defendió a Isabella Rossellini para Francesca, en una lista que incluía a Anjelica Huston, Jessica Lange, Mary McDonnell, Cher y Susan Sarandon, a pesar renuencia inicial de Spielberg, Eastwood había abogado por Meryl Streep para papel desde principio;… (sigue en spoiler)
Rodado con sensibilidad pero sin sensiblería, con ternura pero sin cursilería, con elegancia y mucha naturalidad en su evolución, un relato de amor fugaz, un flechazo que se desarrolla en cuatro días, un amor furtivo, un adulterio, pero en el que el director no intenta juzgar, hablándonos del amor que surge con una fluidez y frescura que apabulla en su autenticidad, en su espontaneidad, en su emoción. Un romance que surge de los contrastes entre una mujer soñadora de vida sedentaria-rural y un fotógrafo (nómada) viajero por el mundo, un amor entre maduros (ella 45 años y él 52) que están de vuelta, gente con sueños torcidos que encuentran en el otro lo que les falta, una pasión que desborda la pantalla. Una historia con similitudes con otros dos obras de corte romántico como la de David Lean “Breve encuentro” (1945) y la de Max Ophüls “Cartas de una desconocida” (1948), en las tres la narración corre a cargo de una mujer, y donde se respira un clima de amor fatal. Historia con varias subcapas tras el romance dele acapararte, pues tras ello se hallan reflexiones sobre el sacrificio, sobre los sueños truncados, sobre el paso del tiempo, sobre como la vida familiar puede ser una losa que te oprima existencialmente, sobre la soledad, sobre la infelicidad, sobre como un pequeño de espacio de tiempo (4 días) pueden marcar toda una vida, idealizando lo que pudo ser y no fue.
Tras la muerte de su madre, Francesca (Meryl Streep), dos hijos de mediana edad, Carolyn (Annie Corley) y Michael (Victor Slezak), visitan la granja donde nacieron, allí el albacea les comunica la última su madre era ser incinerada y sus cenizas esparcidas en uno de los puentes de Madison, esto sorprende a los hijos. El hallazgo de unos diarios de la progenitora arrojará luz sobre el misterio, comenzando el flash-back donde se desarrollará casi toda la historia. Francesca es una mujer de 45 años, de origen italiano, vive con su esposo Richard (Jim Haynie) y dos hijos en una granja en Iowa. En 1965, tras un viaje de cuatro días de su esposo e hijos a una feria y ella se queda sola en la casa, y por casualidad conoce a un fotógrafo de National Geographic, Robert (Clint Eastwood), que está de visita en la zona para fotografiar los puentes de Madison.
Relato de amor que cala en el espectador, entrañable en su veracidad, dos piezas sueltas de un puzle que se encajan en sus debilidades y anhelos, un aventurero y una ama de casa con sueños, brotando la química entre ellos desde el primer encuentro, el cruce de iradas, las primeras sonrisas, el primer roce, todo tratado con minimalismo, tratando con mimo cada gesto cómplice, cada diálogo con sentido orgánico, con charlas punzantes, donde el sudor te llega, donde una cerveza fría te reconforta, con música de radio que adorna, con un baño sumergidos en la bañera abrazados juntos que estremece. Un amor sincero, diáfano, puro, amor cuasi-otoñal que te tocará la fibra sensible, pudiendo en su clímax hacerte soltar alguna lágrima. Una elegía sobre el AMOR, donde no hay juicios morales, donde la infidelidad es algo tratado sin estridencias o dramatismos impostados, sin dilemas religioso de principios morales, todo se reduce a la Idealización del Amor, frente al Sacrificio por la familia, y entre medias cuatro días de un verano en Iowa para recordar eternamente, siendo el epitome del film la frase que dice Robert a Francesca "Somos las opciones que hemos tomado", y esto es el corazón de la cinta, el dilema que a Francesca le provoca la aparición del fotógrafo, o buscar su quimera o sacrificarse por su prole y (cariñoso) esposo, en cualquiera de los dos casos pierde (o gana), y al final sus sensaciones quedan explicadas en la trémula última cena en la granja entre ella y Kinkaid a la luz de las velas, donde los sentimientos se ponen a flor de piel.
Meryl Streep como la tierna y ama de casa Francesca, resulta brillante, una italiana perdida en la rutina de su vida de madre en el centro de la nada de Iowa, lleva el peso de la trama con carisma, con carácter, con aplomo, siendo divertida, ingeniosa, simpática, sensible, soñadora, reflexiva, iracunda, fascinante su naturalidad emitiendo mundo interior convulso, con sutilidad y matices, y cuando aparece Robert desierta en ella junta a Clint transmite en un crescendo radiante un arco de sensaciones en aumento hacia el amor excelsa, manejando su mirada (esas ojeadas clandestinas a Eastwood), sus manos (estupendo el modo en que se cubre la cara, o cuando roza el cuello de él mientras habla por teléfono), uno de los grandes papeles de una de las más grandes. Waller defendió a Isabella Rossellini para Francesca, en una lista que incluía a Anjelica Huston, Jessica Lange, Mary McDonnell, Cher y Susan Sarandon, a pesar renuencia inicial de Spielberg, Eastwood había abogado por Meryl Streep para papel desde principio;… (sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
… Clint Eastwood en el papel más complicado de su carrera, alejado y desmitificando sus roles de tipo duro, lo borda con una veracidad extraordinaria, dotando de personalidad propia a su Robert, creando un ser sensible sin caer en la ñoñería, con una frescura y autenticidad maravillosa, dejándonos para el recuerdo eterno esa imagen de él mirando al final a ella bajo la dramática lluvia, de erizarse el vello. Estos colosos juntos derrochan una química infinita, una compenetración en sus abrazos, en sus miradas, en sus silencios, Memorable; Resto del reparto palidece y queda opacado por estos “Dioses”, Annie Corley y Victor Slezakcomo los hijos adultos de Francesca cumplen en sus papeles de arco de desarrollo en el que a través de las vivencias de ese verano de su madre aprenden una lección de vida; Jim Haynie como el esposo de Francesca está correcto, sin caer en la caricatur, en el poco tiempo en pantalla exhibe gran ternura y comprensión por su mujer.
La puesta en escena ayuda de manera incisiva a marcar a fuego este amor atemporal, apoyándose en un maravilloso diseño de producción de Jeannine Oppewall (“L.A. Confidential” o “Pleasantville”), filmando en el condado de Madison (Iowa-USA), incluida la ciudad de Winterset, y ciudad de Adel, en el condado de Dallas, el puente de Bell's Mills, en el condado de Westmoreland (Pennsylvania-USA) , fue también lugar de rodaje, proyectando un idílico lugar rural parado en el tiempo, con sus inmensos campos punteados por granjas, y esto adornado por los susodichos puentes; Magnífica labor de la cinematografía en de Jack N. Green (habitual del director: “Bird” o “Sin perdón), cuidando cada encuadre, con tomas exteriores que resaltan la luz, el calor, el sofoco, recreándose en los bellos paisajes del rural Iowa, en sus campos y puentes, y en interiores haciendo un universo propio de dos ámbitos cerrados como la camioneta de Robert y la cocina de Francesaca, jugando con sentido epicúreo expresionista con luz tenue, en patinados amarillentos-macilentos, creando secuencias de una belleza poética epidérmica con esos planos con luz de velas que dejan líricas sombras, extrayendo lo mejor de cada actuación en sus excelentes primeros planos, como sabiendo explotar los silencios de forma que nos llegue la atmósfera melancólica; Se suma la deliciosa banda sonora compuesta por otro habitual de Eastwodd, el saxofonista y arreglista Lennie Niehaus (“Sin perdón” o “Million Dollar Baby”), envolviendo los fotogramas en melodías melifluas que elevan aún más el sentido nostálgico-romántico del metraje, fundiéndose con las imágenes en una miscelánea cutánea, sobre todo el tema central de amor “Doe Eyes”, añadiéndose temas de jazz como los interpretados por Ahmad Jamal “Music! Music! Music!” y “Poinciana”, los de Johnny Hartman “Easy Living”, “It Was Almost Like A Song”, “I See Your Face Before Me”, y “For All We Know”, los rhythm and blues cantados por Dinah Washington “Blue Gardeina”, “I'll Close My Eyes” y “Soft winds” interpretados por, o cortes de ópera de “Casta Diva” de Bellini y “Sansón y Dalila” de Saint Saëns.
Spoiler:
"Este tipo de certeza solo aparece una vez en la vida (su amor puro)".- Robert a Francesca.
Su esposo Michael (Victor Slezak) le dedica sus últimas palabras: "Sé que tenías tus propios sueños, lamento no haber podido dártelos, pero te quiero muchísimo".
No es mi género preferido el romance pero esta cinta me ha podido, me ha conmocionado en su fuerza emocional, de las que casi me hace saltar lágrimas, y eso es algo misión imposible. Fuerza y honor!!!
Para leer más sobre el film ir a: https://conloslumiereempezo.blogspot.com/2018/03/los-puentes-demadison.html
La puesta en escena ayuda de manera incisiva a marcar a fuego este amor atemporal, apoyándose en un maravilloso diseño de producción de Jeannine Oppewall (“L.A. Confidential” o “Pleasantville”), filmando en el condado de Madison (Iowa-USA), incluida la ciudad de Winterset, y ciudad de Adel, en el condado de Dallas, el puente de Bell's Mills, en el condado de Westmoreland (Pennsylvania-USA) , fue también lugar de rodaje, proyectando un idílico lugar rural parado en el tiempo, con sus inmensos campos punteados por granjas, y esto adornado por los susodichos puentes; Magnífica labor de la cinematografía en de Jack N. Green (habitual del director: “Bird” o “Sin perdón), cuidando cada encuadre, con tomas exteriores que resaltan la luz, el calor, el sofoco, recreándose en los bellos paisajes del rural Iowa, en sus campos y puentes, y en interiores haciendo un universo propio de dos ámbitos cerrados como la camioneta de Robert y la cocina de Francesaca, jugando con sentido epicúreo expresionista con luz tenue, en patinados amarillentos-macilentos, creando secuencias de una belleza poética epidérmica con esos planos con luz de velas que dejan líricas sombras, extrayendo lo mejor de cada actuación en sus excelentes primeros planos, como sabiendo explotar los silencios de forma que nos llegue la atmósfera melancólica; Se suma la deliciosa banda sonora compuesta por otro habitual de Eastwodd, el saxofonista y arreglista Lennie Niehaus (“Sin perdón” o “Million Dollar Baby”), envolviendo los fotogramas en melodías melifluas que elevan aún más el sentido nostálgico-romántico del metraje, fundiéndose con las imágenes en una miscelánea cutánea, sobre todo el tema central de amor “Doe Eyes”, añadiéndose temas de jazz como los interpretados por Ahmad Jamal “Music! Music! Music!” y “Poinciana”, los de Johnny Hartman “Easy Living”, “It Was Almost Like A Song”, “I See Your Face Before Me”, y “For All We Know”, los rhythm and blues cantados por Dinah Washington “Blue Gardeina”, “I'll Close My Eyes” y “Soft winds” interpretados por, o cortes de ópera de “Casta Diva” de Bellini y “Sansón y Dalila” de Saint Saëns.
Spoiler:
"Este tipo de certeza solo aparece una vez en la vida (su amor puro)".- Robert a Francesca.
Su esposo Michael (Victor Slezak) le dedica sus últimas palabras: "Sé que tenías tus propios sueños, lamento no haber podido dártelos, pero te quiero muchísimo".
No es mi género preferido el romance pero esta cinta me ha podido, me ha conmocionado en su fuerza emocional, de las que casi me hace saltar lágrimas, y eso es algo misión imposible. Fuerza y honor!!!
Para leer más sobre el film ir a: https://conloslumiereempezo.blogspot.com/2018/03/los-puentes-demadison.html