Haz click aquí para copiar la URL
España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
5
Ciencia ficción. Terror Cooper (Wyatt Russell) es un trotamundos norteamericano en búsqueda de grandes emociones que llega a Gran Bretaña, donde mantendrá una relación con Sonja (Hannan John-Kamen). Una vez allí probará un videojuego tan avanzado como aterrador. (FILMAFFINITY)
1 de noviembre de 2016
35 de 51 usuarios han encontrado esta crítica útil
200/17(26/10/16) Bajón después del gran episodio primero, es este segundo episodio de la tercera temporada de la icónica serie creada por el británico Charlie Brooker “Black Mirror”, han cambiado de cadena, de la británica Channel 4 a la estadounidense Netflix, para el que no la conozca, es una serie de antología, capítulos independientes autoconclusivos, con diferentes tramas, diferentes géneros, diferentes actores y personajes, diferente ambientación, e incluso abordando diferente franjas temporales, pero todas con el nexo de unión de cómo la nueva era tecnológica puede ser pervertida haciéndonos menos humanos. En este capítulo dirige Dan Trachtenberg (“Calle Cloverfield 10), con guión del propio Brooker, en todas las temporadas hay algún episodio menor, espero que haya sido este el punto bajo (por aquello de que las siguientes sean mejores), por que este me ha resultado facilón, hecho con dejadez, con buen despliegue visual y de efectos digitales, con una excelente ambientación, pero adolece de la chicha que presume la saga, falta mordacidad y sobran simplezas, creando un protagonista jartible, con el que no se conecta, arrogante, resabiado, sin empatía alguna, con lo que lo que le pase me da igual, a esto se suma un argumento estirado hasta mucho más allá de lo mínimamente aceptable, dando tantas vueltas que terminas por mirar el reloj, sumado a un final donde los tirabuzones en forma de muñecas de matrioskas resultan una caricatura, lo de que vivimos la vida en muchos casos como un videojuego, intentando bailar con nuestros temores mentales hasta ya más visto que el culo de Jennifer López.

Cooper (Wyatt Russell) es un chico estadounidense que está dando la vuelta al mundo de viaje de mochilero, al parecer tiene algún problema con su madre a la que no quiere contestar al móvil. En Londres conoce a Sonja (Hannah John-Kamen) que tras quedarse sin poder sacar dinero con la tarjeta le recomienda hacer unas pruebas en una empresa de videojuegos, dirigida por Shou Saito (Ken Yamamura), allí es atendido por la asistente de Saito, Katie (Wunmi Mosaku ).

El tema de las realidades virtuales está ya muy explotado en cine y televisión, de hecho copian un recurso de una con similitudes, “Matrix” y su inyección en la nuca para vivir en realidades virtuales, también auto plagian otro elemento narrativo del especial de Navidad (spoiler), y lo que es peor no tiene demasiada originalidad en el tratamiento, discurre de modo lineal, y cuando llegan los sobresaltos no son incisivos, navegan por lo rutinario, por lo esperado y previsible, si lo que quiere Brooker es ser fresco en este episodio jugando al género de terror, queda en pellizco de monja ursulina, tanto rizar el rizo en las pretendidas queda en algo naif, lo peor que se puede decir de la serie en conjunto, y es que no tiene calado emocional y se perderá . El episodio intenta reflexionar sobre nuestros miedos asociados a nuestro gusto por los videojuegos llevados al límite, para ello en su tramo final climático se funde con el género terror gótico cuando el “irritante” protagonista entra en la casa de decoración victoriana, esto guarda paralelismos con el largometraje de Trachtenberg “Cloverfield 10), con sus protagonistas encerrados en un sótano. Aquí se crea una atmósfera atractiva, pero al estar el espectador sobreaviso de que nada de lo que vemos es real (aunque pueda quedar la duda de si es real o imaginación), pues ni te roza la epidermis, la batalla psicológica que afronta Cooper te queda distante, por lo anti-empático que resulta el irritante rol. Lo de querer analizar que nuestra mente posee rincones oscuros donde residen nuestras aprensiones es tratado de modo liviano, sin punzarte. Tampoco ayuda su desconcertante inicio, un mochilero que quiere dar la vuelta al mundo, nada sabremos de él (ni siquiera que profesión tiene), porque lo hace, huye de alguien (de la policía, de una ex novia, del marido de su amante), es un aficionado al turismo, es una promesa, es un escritor de guías de turismo, es un tipo solitario al que solo llama su madre, y es que no tiene orgánicamente sentido su “circusmundi”, lo mismo podría haber pasado viviendo en Londres, nada hubiera cambiado, esto es un elemento que despista y alarga demasiado antes de llegar a su meollo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow