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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
8
Drama Ethel y Norman Thayer son un anciano matrimonio que pasa sus vacaciones en un paradisíaco lugar, "el Estanque Dorado", entre los bosques y al lado de un lago. Norman, un hombre muy activo, soporta muy mal las limitaciones de la vejez y la cercanía de la muerte. Inesperadamente, llega de visita Chelsea, la hija de los Thayer, que siempre ha mantenido unas relaciones muy tensas con su padre. (FILMAFFINITY)
27 de noviembre de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
400/22(24/11/21) He revisionado este film con motivo del 40 aniversario de su estreno en cine (18/Noviembre/1981), siendo un encantador y magnético drama dirigido por Mark Rydell a partir de un guión escrito por Ernest Thompson adaptado de su obra de 1979 del mismo nombre, teniendo de rico manjar que está protagonizada por dos Titanes de Hollywood en las Totémicas figuras de Katharine Hepburn y Henry Fonda (en su última película teatral, moriría antes del año del estreno de la película, el 12 de agosto de 1982, antes de los 80 años que cumple su personaje, a los 77), que siendo dos veteranos con cinco décadas de trabajo, nunca lo habían hecho juntos, además está la hija de él, Jane Fonda (que precisamente compró los derechos de la obra para su padre y ella, por tener la relación entre ambos mucho que ver con la de ellos dos). Henry encarna a Norman Thayer, un misántropo, con una relación tirante con su hija Chelsea (Jane Fonda), él y su esposa Ethel (Katherine Hepburn), durante un verano (48 ° verano juntos) en el Golden Pond (norte de Nueva Inglaterra-USA), cuando Norman cumple 80 años, acuerdan cuidar de Billy (Doug McKeon), el hijo de 13 años del nuevo novio (un cumplidor Dabney Coleman) de Chelsea.

Es una cinta buenista, donde los conflictos (el conflicto padre-hija [Chelsea no siente el calor de su padre, o el de Norman-Billy, la brecha de años) se ven venir de lejos como se van resolver, muy previsible, hecha de modo amable, donde cada problema es tratado de forma manufacturada, donde la intensidad dramática está poco presente, aunque la poca que hay es manejada con buen temple (ejemplo el tramo con la lancha en zona de rocas, que termina en catarsis). Pero esto que es un hándicap, el director lo subsana con un tratamiento escénico delicioso en medio de un bucólico marco de una cabaña junto a un evocador lago, filando con unos filtros cuasi de ensoñación por Billy Williams (“El exorcista” o “Gandhi”), adornado esto por puntuales interludios musicales del pianista Dave Grusin (“Yakuza” o “La tapadera”); y sobre todo con unas actuaciones principales majestuosas, tratando temas universales como el peso lapidario del tiempo, el ocaso de la vida, el advenimiento de la senilitud (trémula la que se da al inicio con Norman desorientado en el bosque), las complicadas relaciones intergeneracionales, pero sobre todo el amor como deux machine en el otoño de la existencia. Todo esto regando la cinta de diálogos ingeniosos, cargados muchos de acidez mezclados con humor inteligente (ejemplo la ‘charla’ cortante que mantienen Henry Fonda y Dabney Coleman, pidiendo este segundo poder acostarse con su hija en la cabaña), salpicando algunas escenas estupendas por el metraje, de las que recuerdas.

La película se estructura en la relación entre tres generaciones distintas, donde el eje principal de todas ellas es Norman: La relación e Norman con Billy destila ternura y autenticidad en la forma en que el anciano engatusa con su forma de ser al adolescente, desde aficionarle a los libros (atentos a como al inicio le comenta a Norman que no ha leído “La isla del tesoro” y sin embargo en el tramo final este le llama John Silver), crearle pasión por la pesca sobre todo en como crea el ser cuasi mitológico de la trucha ‘Walter’ (atentos al porque le ha dado Norman ese nombre a la trucha), cual (entiéndaseme) cual obsesión del capitán Ahab por Moby Dick, floreciendo entre ambos una amistad chispeante, lástima que el actor que da vida al chaval sea tan artificioso en su actuación, parece este leyendo en todo momento lo que tiene que decir, carece de la naturalidad necesaria para llevar el resultado final, tampoco ayuda que su nrol sea tan tópico; Está la relación de Norman con su hija Chelsea, está más esbozada que profundizada, de hecho expuestas las quejas por la hija a su madre, no a su padre, queda un tanto esquemática, entre líneas, con vaguedades, aunque en sus escasos trazos bien llevada y bien resuelta. Jane Fonda a los 43 años está espectacular, con un físico privilegiado, y además derrocha emociones, sensibilidad, energía, y un halo de amargura contenida y latente, teniendo (como no) una gran compenetración con Henry Fonda. Dejando esta relación el mensaje de que los hijos debemos aprovechar el tiempo que estemos con nuestro padres, no será eterno; Y tenemos el entrañable amor entre Norman y Ethel, dos ancianos en el crepúsculo de sus vidas que se profesan una amor que traspasa la pantalla. Él un cascarrabias que disfruta de ello, cínico en sus comentarios, pero que en el fondo con un gran corazón, tiene los primeros estertores del Alzheimer. Ethel es una mujer mayor, pero vigorosa, vitalista, alegre, siendo los dos complementarios. Y entre los dos destilan complicidad, dulzura, entendimiento, calor humano, con esa dependencia que se genera de él hacia ella en su pérdida paulatina de memoria, relación llevada con amor y humor. Donde los dos iconos del Séptimo Arte están arrolladores en su inehrente4 carisma, incluso con una Hepburn demostrando su alma juvenil cuando se lanza de cabeza al lago a nadar.

El guionista Thompson pasó sus veranos a orillas de Great Pond, ubicado en Belgrado-Maine, pero la película se hizo en Squam Lake en Holderness, New Hampshire. La casa utilizada en la película fue alquilada a un médico de Nueva York y se modificó significativamente para el rodaje: se agregó un segundo piso completo como balcón sobre la sala de estar principal a pedido del diseñador de producción. Después del rodaje, la compañía de producción estaba obligada por contrato a devolver la casa a su estado original, pero al propietario le gustaron tanto las renovaciones que decidió mantener la casa de esa manera y le pidió al equipo que no desmantelara el segundo piso. Una glorieta y un pequeño cobertizo para botes también fueron reubicados durante el rodaje.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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