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En la laguna dorada

Drama Ethel y Norman Thayer son un anciano matrimonio que pasa sus vacaciones en un paradisíaco lugar, "el Estanque Dorado", entre los bosques y al lado de un lago. Norman, un hombre muy activo, soporta muy mal las limitaciones de la vejez y la cercanía de la muerte. Inesperadamente, llega de visita Chelsea, la hija de los Thayer, que siempre ha mantenido unas relaciones muy tensas con su padre. (FILMAFFINITY)
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Críticas 53
Críticas ordenadas por utilidad
26 de marzo de 2008
71 de 76 usuarios han encontrado esta crítica útil
Decir que esta película es maravillosa sería quedarse corto. Lo confieso: Me he emocionado con ella, las lágrimas han aflorado a mi rostro tras contemplar una visión tan lúcida y bella de la vejez. Y sin duda alguna el mérito principal es de sus intérpretes. Dos merecidísimos Oscars a dos de los más grandes que ha habido en este oficio. Un precioso homenaje a sus carreras haciendo lo que mejor saben hacer: actuar magistralmente. Henry Fonda me ha recordado a mi abuelo, un hombre que ha sido un cascarrabias toda la vida pero que a pesar de ello ha querido a sus hijos y siempre ha tenido un corazón bondadoso. Katharine Hepburn fue y será la actriz con la mirada más bella que el cine ha dado (Ver Adivina quién viene esta noche y esta película para comprobarlo). Una mujer con una belleza interior desbordante, paciente, comprensiva... Y profundamente enamorada de ese hombre. Una frase preciosa que resume lo que el amor es dice: "Sabes, Norman, eres el hombre más encantador de la tierra. Pero yo soy la única que lo sabe". Pero también hay que destacar la labor de Doug McKeon (el pequeño Billy), que desmiente la teoría del amigo Santi, en la que toda película con niño intérprete junto a un adulto es repulsiva. Una lástima que la mayoría tengamos que crecer
para comprender lo que los ancianos muchas veces tratan de decirnos, a veces con la mirada, a veces con las palabras. Y para complementar a unas estupendas interpretaciones, Mark Rydell entremezcla con criterio imágenes preciosistas del bello "estanque dorado". Sin duda alguna, me encantaría morir tranquilamente rodeado de tanta belleza. Además, el director consigue no caer en la sensiblería y deja que el guión fluya tranquilamente como las notas que el bello piano (un steiner, quizá) hacer sonar a lo largo de toda la película. Y si por si esto fuera poco, para los recolectores de beldades, sale una Jane Fonda estupenda antes de enfundarse en mallas elásticas y grabar videos de fitness. Una de esas películas que te hace amar el cine. Obra maestra.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
tantra
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17 de octubre de 2008
41 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
No creo que haya nadie que viese esta película sin desear una ancianidad como la de Henry Fonda y Katharine Hepburn. Entregados a un amor crepuscular tan sólido como la tierra, esta pareja de hermosos ancianos sólo se deja perturbar por la visita de una hija que tiene muchas cuentas pendientes que ajustar con su padre. La irrupción de la vitalidad, la juventud y sobre todo, la rabia de esta mujer provoca el efecto de una piedra lanzada sobre el remanso quieto de un estanque. Pero todo ha de seguir su curso, el agua y la vida...y ante la inminencia de la muerte, toda cuestión es baladí, porque hay perdones que no pueden esperar tanto tiempo a ser otorgados. Las aguas vuelven a cerrarse sobre la piedra y las ondas concéntricas que ésta ha provocado desaparecen. Nada que nos sorprenda: lo contrario sería inadecuado.

No voy a halagar las labores interpretativas de Fonda y Hepburn: me limitaré a decir que en "El estanque dorado" no son los actores, son los personajes. Desprenden buen humor, sabiduría, cariño, también una suave nostalgia por aquello que se fue y nunca podrá retornar. Lo desprenden ellos, como seres humanos y no como actores. Pocas veces en pantalla se da el privilegio de observar un regalo tan auténtico, tan íntimo ofrecido sin tapujos a un público desconocido e invisible.

Y a pesar de la perturbación que supone el tira y afloja entre generaciones, lo cierto es que todo en esta película es tan idílico, bello, agradable y luminoso que no se puede evitar del todo un puntito cínico que pugna por salir y cuestionar tanta perfección.

Aún así, es una grandísima película. Sobre un tipo de amor que a lo mejor estamos olvidando que existe. Porque cuando somos muy jóvenes pensamos que esto será más o menos como un paseo por las nubes, más tarde nos conformamos con los vaivenes del deseo, peligro pero cuando el sol de la vida va declinando sólo queremos contemplar la cara de la eternidad de la mano de alguien al que amemos, en un lugar que se parezca siquiera un poquito al estanque dorado.
Neathara
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10 de mayo de 2007
29 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nunca se me olvidará la primera vez que vi esta película: yo era una niña y la dieron por la televisión. Conmovió mi alma hasta las raíces y disfruté muchísimo.
He vuelto a verla a los 30 años y continúa conservando la frescura.
Henry Fonda y Katharine Hepburn están soberbios. Él es un anciano adorable, bromista y cascarrabias que siente angustia ante la pérdida de su vigor y de sus facultades, y ella es una anciana llena de energía y optimismo, en contraste con su gruñón y generalmente pesimista esposo. La relación entre ellos se muestra con gran ternura, ambos destilan esa complicidad y esa dependencia mutua de dos personas que se aman y han convivido durante muchos años. Ella comprende los temores de su esposo y lo sobrelleva con humor, y él todavía mira a su esposa con la misma adoración con la que probablemente la miró desde el primer momento. Como todos los años, van a pasar sus vacaciones a "El Estanque Dorado", un lugar paradisíaco en medio de la naturaleza agreste.
Se plantean dilemas como:
-El miedo a las debilidades y a la vulnerabilidad de la vejez.
-Los problemas intergeneracionales. El protagonista y su única hija, la cual vive lejos, mantienen una relación tensa, marcada por las disensiones. Cuando ésta acude a visitar a sus padres, acompañada de su novio y del hijo adolescente de éste, comienzan a salir a la luz los conflictos que llevan rumiando desde hace mucho tiempo. Por otro lado, el anciano matrimonio no empieza con buen pie con el chico que ha llegado para quedarse un mes en su casa, al cual la perspectiva de estar tanto tiempo en compañía de dos ancianos en un lugar perdido no lo seduce demasiado. Todo esto dará lugar a un montón de situaciones divertidas, tensas, amargas y tiernas. Las vidas de todos van a cambiar y van a aprender muchas cosas unos de otros.
-La fotografía y la banda sonora son muy hermosas. Inolvidables las imágenes del estanque y los paisajes. Todo se muestra con un ritmo reposado, reflejando el estilo de vida tranquilo que prima en "El Estanque Dorado".
A mí me evoca esas tardes de mi infancia en el campo, el intenso olor a vegetación del agua de la laguna que solíamos visitar, con las orillas semiocultas por murallas de juncos y espadañas, los patos nadando, el croar de las ranas, el estimulante olor de los eucaliptos... En fin, me he puesto un poco bucólica, pero es que para mí esta película conserva el olor, los sonidos y las sensaciones de los lugares paradisíacos de mi niñez.
Vivoleyendo
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2 de octubre de 2006
27 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es encantadora, tranquila, sencilla, humana, realista..y podría seguir líneas y líneas laureando una película que jamás pasará de moda, pues mantiene los valores fundamentales que siempre permaneceran. Ver a Henry Fonda en su última película interpretando el más difícil todavía como queriendonos decir "señores esta es la última pero el espectáculo no ha hecho más que empezar" es digno de una estrella del cine. Claro, esto no acaba aquí, pues ahora unimos a Katherine Hepburn deslumbrando a cualquier cámara como queriendo decir: "Yo brillo con luz propia, la edad me hace un gran favor, no me importa donde esté la cámara, sé donde tengo que estar". Esa mezcla de actores y una fotografíad, un entorno antológico, producen una reacción química que ocasiona una especie de cosquilleo interno propio de una obra maestra. Esta crítica empieza a ser cursi, lo se. Pero cuando uno quiere decir que un film es poesía y ciertos actores son dioses a los que se les recuerda como tales, no se puede hacer de otra manera menos engalanada.
Gracias a esta película mucha gente descubrirá como la vida es genial a cualquier edad y que los achaques, las manías y las arrugas no son más que las muescas que la veteranía hace en cada uno de nuestros equipajes de vuelta . Es un gran ejemplo de lucidez cinematográfica en una época gloriosa para la industria. Jane Fonda está genial en un corto pero fructífero papel. Por favor, antes de verla, prepárense para volver a verla en los mejores momentos de sus vidas.
woodyadicto
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22 de abril de 2008
19 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo mejor de la vida es que te provoca sensaciones.

Cierras los ojos por la calle y cruza a tu lado el aroma que llevaba aquel maravilloso sevillano - hoy mi marido- un día por la noche cuando tonteando en un banco al lado de la Catedral, surgío el primer beso.

Cruzas la esquina y huele a la colonia que impregnaba el cuerpo de mi hermana en tantas y tantas noches sin dormir hablando y riendo y viendo películas frikis hasta las tantas.

Pero sigues caminando y suena una canción, esa que sonó aquel día que parecía que la discoteca se caía de gente pero yo sólo veía sus ojos y oía sus besos.

Y comiendo un bollito en tu camino recuerdas las pocas veces que mamá te lo llevó después del colegio para que merendara, cogida de su mano camino a casa.

Esas sensaciones son las que perduran, las que convencen, las que te hacen vivir más y mejor.

La primera sensación que he tenido cuando he puesto el cursor para escribir la primera palabra ha sido un enorme escalofrío y una carne de gallina que ha comenzado por mis brazos, para auparse impúdica hasta mi espalda... y creo que esa es la mejor crítica que se puede hacer de esta obra de arte.

Carne de gallina provocada por un amor de verdad, con arrugas que antaño fueron la más bonita y tersa de las pieles; con problemas de memoria cuando antes sabían hasta el más mínimo detalle de su andadura juntos; con caricias temblorosas pero igual de firmes que cuando se acariciaron por primera vez.

Con escalofríos ante los problemas generacionales y su resolución; porque la vida es sólo eso:vida, y no siempre la vemos delante de nuestros ojos, cruda y sencillamente maravillosa como nos muestra la película.

Yo creo que he visto esta película mil millones de veces y cada una he agotado varios paquetes de pañuelitos de papel con lágrimas y más lágrimas; y me he despertado con los ojos, a la mañana siguiente hinchados de la llorera, recordando los colimbos. Y creo que es por su belleza, porque miro a mi abuela alebrestada y serena y deseo con todas mis fuerzas que hubiera tenido la oportunidad de envejecer junto a su "Norman" y que juntos hubieran recordado el camino para coger las mejores fresas para un pastel; porque veo a mis padres y reconozco a los protagonistas con veinte años menos pero el mismo brillo en los ojos; porque me veo a mi misma y sé que llegaré a decir a mi marido, cuando nadie nos entienda salvo nosotros mismos, que es el hombre más encantador de la tierra, pero que soy yo la única que lo sabe.

Abro y cierro la crítica con la misma sensación: ójala que nunca me abandone ni el cosquilleo ni la carne de gallina.
saudade
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