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Voto de TOM REGAN:
5
7,0
15.066
Aventuras
China, año 1900. Las embajadas extranjeras en Pekín deben hacer frente a la sangrienta revuelta nacionalista desencadenada por los boxers, que se dedican a asesinar cristianos. Dentro de un recinto amurallado, el embajador inglés se une a los miembros de otras delegaciones en un desesperado intento por resistir el asedio. (FILMAFFINITY)
24 de junio de 2023
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
175/27(20/06/23) Aparatosa superproducción del megalómano Samuel Bronston que aquí no cumple expectativas provocan sus participantes, patinó con un film caótico, manipulador, con un guion anárquico, notándose el dinero en los escenarios, en los cientos de figurantes, y en las batallas, pero falla con estrépito en el libreto, el propio coprotagonista Charlton Heston dijo que jamás volvería a aceptar un papel en una película sin el guion terminado, y eso pasaba aquí, que el mismo se hacía día a día. A esto se suman los problemas de dirección, con un Nicholas Ray alcoholizado y drogadicto que tuvo que abandonar la dirección por esto (no volvió a dirigir nunca más hasta el documental filmándose a sí mismo en sus últimos días con cáncer terminal, “Relámpago sobre agua”, aunque está acreditado como tal, en realidad fue [polémicamente] dirigido por Win Wenders) teniendo que pasar el testigo al director de segunda unidad Andrew Marton (el que dirigió la mítica escena de la carrera de cuadrigas de “Ben-Hur” de 1959). Por si fuera poco, la heroína de la función es Ava Garner, por aquel tiempo vivía en España, y su actuación estuvo condicionada por su alcoholismo galopante, sus faltas de puntualidad, sus olvidos de los diálogos, lo que llevó a ser despedida antes de tiempo y modificar rigurosamente su rol, Heston estaba hasta los mismísimos de la díscola “Animal Más Bello del Mundo”. Todo ello se traduce en un desbarajuste que proclama sin ruborizarse el jingoísmo pan colonialista, disfrazado vomitivamente de cooperación internacional por un bien común, cuando lo que se hace es un ensalzamiento del Imperialismo más sangrante, cuando se hace una alabanza del Invasor que esquilmaba los bienes de China y coloca a los chinos que se rebelaron como salvajes.
Dramatiza el asedio de los recintos de las legaciones extranjeras en Pekín (ahora conocido como Beijing) durante el levantamiento de los bóxers, tuvo lugar en China en el verano de 1900. Con guión de Philip Yordan (“Brigada 21”) y Bernard Gordon (“El fabuloso mundo del circo”), y con contribuciones no acreditadas de Robert Hamer (“Ocho sentencias de muerte”), y Ben Barzman (“El cid”), Noel Gerson escribió una novela del guión en 1963 bajo el seudónimo de "Samuel Edwards". La película dirigida principalmente por Nicholas Ray, aunque Guy Green y Andrew Marton asumieron el liderazgo en las últimas etapas de la filmación después de que Ray enfermara. Ambos hombres no acreditados. Está protagonizada por un reparto estelar, con Charlton Heston, Ava Gardner y David Niven, con papeles secundarios de Flora Robson, John Ireland, Leo Genn, Robert Helpmann, Harry Andrews y Kurt Kasznar. Bronston declaró que se sintió atraído por la Rebelión de los Bóxers porque mostraba "la unidad de los pueblos, sin importar sus creencias, frente al peligro. Este incidente es lo que la ONU simboliza, pero aún no lo ha logrado".
Es una recreación grimante de los hechos, filtrados desde la óptica occidental, no hay un análisis mesurado y objetivo de los sucesos, todo se caricaturiza para que parezca un western inspirado en “El Álamo”, cruzado los típicos productos del western donde los indios eran lo que hoy son los zombis, figuras sin alma a exterminar sin dilemas morales, y donde los malos se comportan como seres sin carácter alguno, son hordas de horcos atacando de forma monstruosa, y los pobres occidentales se defienden valientemente, cuando si te paras a pensar un poquito están en territorio extranjero y les han pedido que se marchen de su país, los motivos nunca se explican, pero para cualquiera que estudie un poco el tema se da cuenta del porque y de que los occidentales eran unos ocupantes de territorio chino, y el quedarse allí era un insulto para los chinos. Además, me queda muy guiñolesco como todas las delegaciones de las potencias extranjeras se supeditan al coraje de los ingleses, resulta que los franceses, alemanes, estadounidenses, japoneses, o rusos son partidarios de dejar Pekín, pero el embajador inglés se niega por ‘orgullo’, y entonces los representantes de las otras delegaciones cambian de opinión ipso facto, venga ya!!!
Nunca se ofrece un contexto histórico para que nos hagamos una mínima idea del porqué de la Rebelión de los Boxers, quizás porque hacerlo sería pegarse un tiro de los que quieren ensalzar como héroes. Todo esto se adereza con unas sub tramas con entre poco y nulo peso dramático, unos roles tópicos, tirando de sus estereotipos, como son notoriamente Heston como héroe arrojado flemático (ridícula escena en que el príncipe Tuan le pide a Matt que los ayude en un truco, aparentemente para arreglar su humillación como venganza por dispararle al boxer, pero Matt amenaza con la espada a otro, y esto suponiéndose un gran acto ingenioso ¿?), lo presentan primero como un valiente que arriesga la vida por los oprimidos, y luego como un avezado nihilista cuando le da la correspondencia y tira a la basura, argumenta para ello: “Si la leo tendré que responderla”; Niven como gentleman arrogante, Sir Arthur Robertson, versión ficticia del verdadero jefe de la legación británica Sir Claude MacDonald (ridículo que deje jugar a su hijito en el patio de la residencia sabiendo hay un asedio tras las murallas); y Ava Garner como una hermosa femme fatale. Son un puñado de intrahistorias esbozadas sin poder de emocionar mínimamente, ejemplo notorio es el romance entre la Garner y Heston, impostado, y sin química alguna, se nota demasiado que no se llevaron bien (solo medio recordable por el baile entre ambos en un templo chino, quizás con resonancias al entendimiento entre las potencias que representa cada uno), y para colmo está el final de su relación, ahondando en esto de su enquistada relación durante el rodaje.
Dramatiza el asedio de los recintos de las legaciones extranjeras en Pekín (ahora conocido como Beijing) durante el levantamiento de los bóxers, tuvo lugar en China en el verano de 1900. Con guión de Philip Yordan (“Brigada 21”) y Bernard Gordon (“El fabuloso mundo del circo”), y con contribuciones no acreditadas de Robert Hamer (“Ocho sentencias de muerte”), y Ben Barzman (“El cid”), Noel Gerson escribió una novela del guión en 1963 bajo el seudónimo de "Samuel Edwards". La película dirigida principalmente por Nicholas Ray, aunque Guy Green y Andrew Marton asumieron el liderazgo en las últimas etapas de la filmación después de que Ray enfermara. Ambos hombres no acreditados. Está protagonizada por un reparto estelar, con Charlton Heston, Ava Gardner y David Niven, con papeles secundarios de Flora Robson, John Ireland, Leo Genn, Robert Helpmann, Harry Andrews y Kurt Kasznar. Bronston declaró que se sintió atraído por la Rebelión de los Bóxers porque mostraba "la unidad de los pueblos, sin importar sus creencias, frente al peligro. Este incidente es lo que la ONU simboliza, pero aún no lo ha logrado".
Es una recreación grimante de los hechos, filtrados desde la óptica occidental, no hay un análisis mesurado y objetivo de los sucesos, todo se caricaturiza para que parezca un western inspirado en “El Álamo”, cruzado los típicos productos del western donde los indios eran lo que hoy son los zombis, figuras sin alma a exterminar sin dilemas morales, y donde los malos se comportan como seres sin carácter alguno, son hordas de horcos atacando de forma monstruosa, y los pobres occidentales se defienden valientemente, cuando si te paras a pensar un poquito están en territorio extranjero y les han pedido que se marchen de su país, los motivos nunca se explican, pero para cualquiera que estudie un poco el tema se da cuenta del porque y de que los occidentales eran unos ocupantes de territorio chino, y el quedarse allí era un insulto para los chinos. Además, me queda muy guiñolesco como todas las delegaciones de las potencias extranjeras se supeditan al coraje de los ingleses, resulta que los franceses, alemanes, estadounidenses, japoneses, o rusos son partidarios de dejar Pekín, pero el embajador inglés se niega por ‘orgullo’, y entonces los representantes de las otras delegaciones cambian de opinión ipso facto, venga ya!!!
Nunca se ofrece un contexto histórico para que nos hagamos una mínima idea del porqué de la Rebelión de los Boxers, quizás porque hacerlo sería pegarse un tiro de los que quieren ensalzar como héroes. Todo esto se adereza con unas sub tramas con entre poco y nulo peso dramático, unos roles tópicos, tirando de sus estereotipos, como son notoriamente Heston como héroe arrojado flemático (ridícula escena en que el príncipe Tuan le pide a Matt que los ayude en un truco, aparentemente para arreglar su humillación como venganza por dispararle al boxer, pero Matt amenaza con la espada a otro, y esto suponiéndose un gran acto ingenioso ¿?), lo presentan primero como un valiente que arriesga la vida por los oprimidos, y luego como un avezado nihilista cuando le da la correspondencia y tira a la basura, argumenta para ello: “Si la leo tendré que responderla”; Niven como gentleman arrogante, Sir Arthur Robertson, versión ficticia del verdadero jefe de la legación británica Sir Claude MacDonald (ridículo que deje jugar a su hijito en el patio de la residencia sabiendo hay un asedio tras las murallas); y Ava Garner como una hermosa femme fatale. Son un puñado de intrahistorias esbozadas sin poder de emocionar mínimamente, ejemplo notorio es el romance entre la Garner y Heston, impostado, y sin química alguna, se nota demasiado que no se llevaron bien (solo medio recordable por el baile entre ambos en un templo chino, quizás con resonancias al entendimiento entre las potencias que representa cada uno), y para colmo está el final de su relación, ahondando en esto de su enquistada relación durante el rodaje.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
El jefe de la guarnición militar de los EE. UU. es el mayor de la Marina de los EE. UU. Matt Lewis (cumplidor Charlton Heston como un estoico militar fiel a su deber), basado libremente en el verdadero mayor John Twiggs Myers, experto en China que conoce bien las condiciones locales. Un interés amoroso florece entre él y la baronesa Natasha Ivanova (desconectada Ava Garner, con una intra historia con su marido suicidado confusa, que trata de darle fondo y queda en nada; ridícula la forma en que al principio se hace instalar en la habitación de Matt), aristócrata rusa, se revela tuvo una aventura con un general chino. Hay un collar de por medio que actúa durante el baile a modo de vestido escandaloso de Scarlett en “Lo que el viento se llevó”. El ministro imperial ruso, Baron Sergei Ivanoff (caricaturesco Kurt Kasznar, era un rol ruso y en plena Guerra Fría no podía hacer de bueno), cuñado de Natasha, ha revocado su visa en un intento por recuperar un valioso collar; La defensa de la ciudad-delegación occidental es llevada por el embajador ingles Sir Arthur (cliché David Niven, ejemplo de inglés aristócrata rígido, líder natural que no duda en poner en peligro a su familia por defender su orgullo británico; no le pega nada la escena en que va en misión de reventar el polvorín), tipo arrogante, se cree con el Don Divino de decidir por las vidas de gente inocente con tal de salvaguardar su ‘orgullo inglés’ (puaj!): Se nos quiere mostrar como ecuánime y justo, para ello la escena en que le hace el juicio salomónico al perro de sus dos hijos que quiere en propiedad cada uno.
Tiene en sus formidables valores de producción su punto de atractivo. Ya exhibido desde los títulos de crédito iniciales creados por el artista chino-estadounidense maestro de la acuarela Dong Kingman, implicando al espectador en la estética que veremos. Brillando desde el inicio con los fastuosos decorados y vestuario de Veniero Colasanti y John Moore (ambos en las ‘bronsonianas’ “El Cid” o “La caída del imperio Romano”), creando con ampulosidad la grandeza asiática de este lugar; Esto realzado por la estupenda cinematografía de Jack Hilyard (“El puente sobre el rio Kwai” o “Cleopatra”) en gran formato en 70 mm 'Scope, dando cabida a lo grandioso de los escenarios, con cromatismos fulgente que aparecen desbordar la pantalla, así como vigor a las escenas de batallas, como destable para la escena del baile de oficiales, con secuencias de acción bien conseguidas, como los enfrentamientos encarnizados de los occidentales contra los boxers en la muralla, el choque contra la torre, maravilloso en su presentación de como arrastran cientos de chinos la misma al son de los tambores e intimidante coro, e iluminado la nocturnidad con antorchas, sensacional, aunque resuelto de un modo rudimentario poco creíble (queriendo mostrar a los ingleses, incluso a un sacerdote, como ingeniosos para derrotar a las masas de horcos, o el tramo de la incursión (tipo guerrillera) por alcantarillas al polvorín.
55 días en Pekín contiene la primera aparición conocida de la frase "Deja que China duerma. Porque cuando despierte, el mundo temblará", que a menudo se atribuye erróneamente a Napoleón Bonaparte. Si bien aparecía en la película en un guión de Bernard Gordon, la frase no apareció en las versiones de libros posteriores de Noel Gerson (escrito bajo el seudónimo de Samuel Edwards).
Me queda un film atropelladlo, manipulador, y que termina haciéndose largo, aun con algunas apreciables escenas, pero que se pierden entre tanta confusión narrativa que hace perder el sentido a este impostado heroísmo. Gloria Ucrania!!!
Para leer más sobre el film ir a: https://tomregan.blogspot.com/2023/06/55-dias-en-pekin.html
Tiene en sus formidables valores de producción su punto de atractivo. Ya exhibido desde los títulos de crédito iniciales creados por el artista chino-estadounidense maestro de la acuarela Dong Kingman, implicando al espectador en la estética que veremos. Brillando desde el inicio con los fastuosos decorados y vestuario de Veniero Colasanti y John Moore (ambos en las ‘bronsonianas’ “El Cid” o “La caída del imperio Romano”), creando con ampulosidad la grandeza asiática de este lugar; Esto realzado por la estupenda cinematografía de Jack Hilyard (“El puente sobre el rio Kwai” o “Cleopatra”) en gran formato en 70 mm 'Scope, dando cabida a lo grandioso de los escenarios, con cromatismos fulgente que aparecen desbordar la pantalla, así como vigor a las escenas de batallas, como destable para la escena del baile de oficiales, con secuencias de acción bien conseguidas, como los enfrentamientos encarnizados de los occidentales contra los boxers en la muralla, el choque contra la torre, maravilloso en su presentación de como arrastran cientos de chinos la misma al son de los tambores e intimidante coro, e iluminado la nocturnidad con antorchas, sensacional, aunque resuelto de un modo rudimentario poco creíble (queriendo mostrar a los ingleses, incluso a un sacerdote, como ingeniosos para derrotar a las masas de horcos, o el tramo de la incursión (tipo guerrillera) por alcantarillas al polvorín.
55 días en Pekín contiene la primera aparición conocida de la frase "Deja que China duerma. Porque cuando despierte, el mundo temblará", que a menudo se atribuye erróneamente a Napoleón Bonaparte. Si bien aparecía en la película en un guión de Bernard Gordon, la frase no apareció en las versiones de libros posteriores de Noel Gerson (escrito bajo el seudónimo de Samuel Edwards).
Me queda un film atropelladlo, manipulador, y que termina haciéndose largo, aun con algunas apreciables escenas, pero que se pierden entre tanta confusión narrativa que hace perder el sentido a este impostado heroísmo. Gloria Ucrania!!!
Para leer más sobre el film ir a: https://tomregan.blogspot.com/2023/06/55-dias-en-pekin.html