Basada en la novela homónima de Rhidian Brook, coautor del guion adaptado, esta coproducción no alcanzó mucho reconocimiento por parte de la crítica ni del público.

En mi opinión es una buena película, de la que me gusta principalmente la labor de sus tres protagonistas (buenas elecciones de casting), actores de mucha presencia a los que una acertada fotografía acerca mucho al espectador.

Destacable también el diseño de producción, y la dirección artística. El británico James Kent se maneja con soltura y buen gusto en este drama donde afloran variados sentimientos de sus personajes, atrapados en un contexto post-bélico y también por sus bagajes emocionales.

Con una temática universal en la que es fácil sentirse interesado, la película nunca se traiciona a sí misma y resulta ser una digna experiencia.