Clueless es, ante todo, una película menor. Menor en cuanto a que no nace con la idea de trascender, no busca efectismos ni el ser recordada como la mejor película de la historia. Ahora ya lo de película menor que cada uno lo valore como quiera. Para mi merece un notable inmenso sencillamente por representar tan bien la sociedad norteamericana de los años 90.

Para quienes lo desconozcan, cuando se rodó esta película, la estética estaba en plena alza. Todo tenía que entrar por los ojos. Lejos de como había sido anteriormente, el materialismo y lo plastico alcanzó el punto álgido entonces mismo. Momento en el que se rodaría Clueless como una sátira, como una diferente e igualmente bella adaptación de Emma, de Jane Austen.

Amy Heckerling presenta en un envoltorio dulce e infantil una película más madura de lo que muchos podrían llegar a imaginar, quizá también como metáfora, como un paralelismo con la sociedad y gente joven del momento. De apariencias y con fondo. Diálogos vivos e inteligentes, con una picardía que solo Silverstone sabe mostrar sin sobreactuar. Brittany está más graciosa que nunca y el resto del reparto no degenera. En definitiva, una muy buena película que a mi personalmente me recuerda a una época no mejor, sino especial. Muy especial.

Recomendable verla con palomitas y coca-cola. Mucho más yankee.