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España España · valencia
Voto de esteve:
3
Thriller. Drama Bilbao, año 1980. En un ambiente dominado por la corrupción y el terrorismo, Charli, un treintañero taciturno, trabaja como chófer y hombre de confianza del señor Oliveira, un empresario de origen portugués que se dedica a negocios poco claros. Alarmado por una serie de amenazas y atentados, Oliveira decide confiar a Charli la protección de su hija Marta. A partir de ese momento, todo se complica: surge inesperadamente el amor, la ... [+]
18 de mayo de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Años de plomo en el País Vasco hubo dos en especial: 1978 y 1980. Es en este último donde se ambienta, fallidamente a mi juicio, esta historia que hace aguas por muchos lados.

En primer lugar el guión, verdadera clave del asunto. Una serie de idas y venidas, mezclas de situaciones, secuencias brevísimas unidas unas a otras —algunas verdaderamente metidas con calzador— que al final acaban terminando en un enredo importante.

Luego las actuaciones: con la excepción de Joseba Apaolaza, Joaquim de Almeida y de Ana Otero, en general los actores y actrices no están bien (¿cuestión del guión o de la dirección? pues al 50 %, creo): así, mi admirado por otros filmes Eduard Fernández literalmente a veces no sabe por dónde tirar; Silvia Abascal actúa aquí mal; Imanol Arias con su ridícula pose llegando a los sitios fumándose un puro —imagen que le queda como a un Cristo dos pistolas—; algunos de los actores que interpretan a policías o bien a etarras tampoco son precisamente modelos de actuación; etc etc

Por otro lado, no acabo de entender cómo se elogia por algunos la ambientación ochentera: así, por ejemplo, para los coches zetas de la Policía Nacional se percibe que el equipo se limitó a coger Seat-131 familiares, los pintó de blanco, y anotó en las puertas en mayúsculas la palabra "Policía"... aunque con un estilo de letra distinto del que tenían en realidad (francamente, no creo que fuera tan difícil acertar); luego, aparece una y otra vez la misma pareja de guardias civiles (!) entrando y saliendo en escenas y momentos diferentes con fusil al hombro (!!) e incluso con capa (!!!) que no era la imagen que gastaba el instituto armado ya en los 80 sino algunos años antes; los vehículos de DYA (asociación de ayuda en carretera, que acudía a los lugares de atentados) están con la rotulación en lengua vasca cuando en esa época en concreto aún no la lucían...

Cierto que hay en este filme cosas salvables: los títulos de crédito iniciales, las actuaciones de los personajes muy secundarios... Pero son más los defectos de todo tipo: desde el saludo que gasta uno de los dos policías nacionales que custodian la casa donde vive Silvia Abascal [con una mano saluda, y la otra en los testículos (¿?)], hasta el papel del etarra barbudo casi de caricatura que aparece (el del coche blanco); pasando por asuntos como lo que acontece con el contenido de la maleta.

Por cierto, que en los títulos de crédito finales se agradece la colaboración de la periodista Sol Alameda y de Agustín Díaz Yanes en la producción . Y yo cuando leo eso no dejo de pensar cómo habría quedado esta película al final sin los consejos de Tano... si es que los llegaron a aplicar.

Floja película, en definitiva.
esteve
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