Dicen que segundas partes nunca fueron buenas, y suele ser cierto. Aplicando esa idea a este remake, y salvando las diferencias, el significado de la frase se dispara exponencialmente. La película carece de gracia, poco o nada recuerda a la serie de los 60. Me dispuse a verla pensando: bueno, con que sea la mitad de buena merecerá la pena. Pues ni eso macho. Con decir que faltando 30 minutos decidí dejarlo, prefiero mantener en la memoria las risas que solté viendo aquellos episodios llenos de originalidad, de gags inverosímiles, de situaciones ridículas y megacómicas. Aquí podríamos aplicar aquello de que más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer, y eso con esta pseudopelícula cómica de cine barato y palomitero es tan evidente como cierto. Lo siento, al rey lo han desnudado a tirones.