Cuando se trata de temática mística y sobrenatural uno suele generar expectativas más relacionadas al gusto personal por el tema que otra cosa. La verdad es que por lo menos la mitad de las series o películas del género defraudan o nos dejan sabor a poco. El caso de esta serie es uno más de esos. La ilusión de ver un super brujo interpretado por Henry Cavill se va diluyendo capitulo tras capítulo. La personalidad del personaje aburre, la trama aburre, tienen tela para cortar y sin embargo se quedan a la mitad.
Por momentos pareciera que se viene la acción esperada pero nada de eso sucede. Una serie que tranquilamente podría dejar colgada al tercer episodio.
El final de la primer temporada levanta un poco pero deja el desenlace para la segunda que aún no se estrenó.