Ante la aparición de diversos cuerpos desmembrados, un joven parapléjico con ayuda de su hermana, intentará verificar y demostrar las inverosímiles sospechas que tiene sobre que el posible autor de semejante aberración, sea un hombre lobo.
El paso del tiempo no ha favorecido especialmente a esta adaptación de un relato de Stephen King, en el que la imagen queda pobre y los efectos especiales no resultan satisfactorios en la actualidad.
Comete el error de precipitarse a la hora de mostrar al autor de los letales ataques, con un empleo de efectos especiales artesanales, que llegan a ser obvios y ridículos a la vista.
Dentro de sus limitaciones tecnológicas y su pobre imagen, la historia gana enteros al apoyarse en la participación de dos jóvenes protagonistas, que le aportan un toque infantil aventurero a la investigación, con momentos de tensión logrados.
Se convierte de esta manera, en una tradicional historia con hombre lobo, desenfada, que resulta amena y entretenida, llegando a ofrecer alguna que otra sorpresa irónica, agradable.