Mis más sinceras felicitaciones a José Luis Alemán. Sacar ánimo y fuerza para sacar adelante un proyecto como éste es todo un mérito. Más aún si tenemos en cuenta que se trata de su debut en el largo. Una doble entrega de una película fantástica con presupuesto millonario y sin subvención oficial alguna es algo inaudito en nuestra industria. Esperemos que este sea un paso más en la reconcialiación del gusto del público con el cine patrio. Un producto de estas características merece quedar en buen lugar en una época complicada entre Nine, Avatar y Sherlock Holmes. Por lo arriesgado del proyecto y por la calidad del filme en diversos aspectos.

En primer lugar la dirección artística. Todo está medido hasta el más mínimo detalle.

Los efectos visuales, tan poco habituales en nuestra industria, que timidamente ya aparecen en esta primera entrega y que se subrayarán aún más en la segunda entrega.

Por un reparto verdaderamente espectacular. Eusebio Poncela, Laia Marull,Francisco Maestre, todo un veterano al que por fin reconocen con un papel importante, el sorprendente Jimmy Barnatán lejos de sus registros habituales, Rodolfo Sancho. Otro motivo para ver la película.

Paul Naschy será descubierto por los jóvenes y redescubierto por sus mayores. Un trabajo de altura para cerrar una carrera reconocida a nivel internacional.

La historia flojea a ratos y deja a algunos personajes, los de la actualidad, en el aire sin volver a recobrarlos en toda la cinta; pero en la secuela se recobrará la historia.

En su debut, Alemán no se ha conformado con contar una historia fantástico- romántica. Ha perfilado otros temas como los primeros movimientos sufragistas o incluso el poder de la prensa en la época para persuadir a la gente con una cierta facildad.

Lo cierto es que ha dejado un buen sabor de boca y con ganas de ver la esperada secuela, que tiene pinta de ser incluso mejor que la primera.

Un aplauso para Alemán y para todos los que han hecho posible este inaudito proyecto.