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España España · Barcelona
Voto de Rómulo:
8
Drama Historia sobre un conductor de autobús y poeta aficionado sobre las pequeñas cosas llamado Paterson, que vive en Paterson, New Jersey. (FILMAFFINITY)
4 de febrero de 2017
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Paterson

Sucede que el director y guionista norteamericano Jim Jarmusch, independiente y libre como un ave de paso, ha despertado mi curiosidad. Y después de ver "Parterson" una pequeña gran obra de arte que él mismo escribe y dirige, corro a Google a buscar dónde se sitúa y qué distingue a esta ciudad de New Yersey. Y me entero de que, entre las poblaciones de más de 100 mil habitantes (Paterson cuenta con 150 mil), es demográficamente, después de New York, la más densa de EE.UU.; que desde su origen fue una ciudad predominantemente industrial y, en su pasado glorioso, a finales del XIX, se convirtió en el mayor centro productor de seda del país, razón por la que es conocida como "Silk City" (la ciudad de la seda); también que es un ejemplo de pacífica convivencia pese a su diversidad racial: 30% de blancos, 33% de afroamericanos y un 37% restante compuesto por ciudadanos de diferentes etnias, en su mayoría de origen hispano; y finalmente que en Paterson nacieron personajes tan significativos como el poeta Allen Ginsberg, el Premio Nobel de Física Frederick Reines, el actor Lou Costello, la actriz Mindy Sterling o el boxeador Rubin Carter, entre otros. Posiblemente todo ello sea irrelevante pero al menos ha satisfecho mi curiosidad y de paso, mea culpa, aburrido innecesariamente a todos ustedes con este insufrible prólogo.
Sin embargo, "Paterson" supone, entre otras muchas cosas, un homenaje al poeta William Carlos Williams, inventor de un nuevo e indefinido lenguaje poético que liberó a las nuevas generaciones de sufrientes juglares del asfixiante corsé de la rima. Aunque nacido en Rutherford a muy corta distancia, desempeñó durante años su profesión de médico en Paterson, localidad a la que dedicó cinco volúmenes que llevan su nombre. Es por eso que la sombra de su espíritu planea a lo largo de la película.
Y hay otro Paterson que interviene en esta conmovedora cinta; se trata de su principal personaje -interpretado de forma contenida y entrañable por un magnífico Adam Driver- que también responde al mismo nombre de su ciudad natal. Aunque con cierto sabor agridulce, son la sensibilidad y la ternura, como el tacto suave y delicado de la seda que un día supuso el orgullo de Paterson, las notas predominantes que componen esta deliciosa sinfonía .
Paterson y Laura (Goolshifeh Farahani), su imaginativa, bella e inquieta esposa, son personas anónimas, sencillas, que habitan una linda casita de un barrio obrero, un matrimonio joven que se adora; su vida está sazonada de hermosos gestos minúsculos repetidos día a día durante la semana en la que Jarmusch nos sumerge en la intimidad de la pareja para regalarnos una bella lección de amor y humanismo.
En una pequeña "libreta secreta", a la que solo su dulce Laura tiene acceso, Paterson, entre los breves descansos que le permite su monótono trabajo, escribe poesía. En ella vuelca todo su entusiasmo e imaginación y da rienda suelta a su vena poética inspirado en la admiración sin límites que profesa a William Carlos Williams; mientras Laura, en la soledad de su casa, mantiene una incesante actividad, decora paredes, pinta cortinas, incluso sus propios vestidos, al tiempo que deposita su fe y esperanza en una guitarra que habrá de impulsarla al estrellato de la música country o en la popularidad que sus deliciosos cupcakes alcanzarán un día en el Estado de New Yersey. Con tales anhelos, como rendijas por las que se filtra el aire renovador que respiran, dotarán de sentido sus vidas, renovarán cada día la dicha de existir sobre un horizonte gris en el que no se vislumbra un futuro demasiado prometedor.
Y termino. El cine de Jarmusch tiene fervientes seguidores y un gran ejército de detractores incapaces de percibir ese ligero temblor que palpita bajo nuestra primera piel. Definitivamente no es un cine para mayorías y "Paterson" no será una excepción. Absténganse pues las almas rocosas que no sintonicen con la felicidad que proporciona un cine de ritmo pausado, que fija su atención en los pequeños detalles, en intrascendentes charlas capturadas al azar, en las escenas domésticas, comunes y cotidianas que se suceden cada tarde entre los parroquianos de un pub cualquiera o, en fin, en todas aquellas cosas que esconden en su interior, como si fuera un tesoro, el valor inestimable de la dignidad, el respeto, la comprensión y los efectos balsámicos del perdón.

Emilio Castelló Barreneche
Rómulo
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