Igual que en la saga de Toy Story nos muestran que hacen nuestros juguetes cuando no estamos en casa, en la saga mascotas, exploran la vida emocional de nuestras mascotas y los profundos vínculos que las unen a sus familias. La cinta intenta contestar a la pregunta que tanto intriga a todo el mundo ¿Qué hacen realmente cuando no estamos en casa? La primera parte fue un éxito total en taquilla.

En esta segunda entrega, utilizando de nuevo la magia de la ciudad de Nueva York, vamos viendo como la vida de Max ha sufrido grandes cambios. Su dueña se ha casado y ha tenido un hijo llamada Liam. Max, que no es muy amigo de los niños se muestra reacio, pero después le coge tal cariño al niño que su preocupación por él y su afán por protegerle han hecho que acabe teniendo un tic nervioso.

Durante un viaje de la familia a una granja en el campo, Max y Duque conocerán todo tipo de nuevos animales que nunca habían visto. Allí vivirán grandes aventuras y con la ayuda de Gallo, el perro de la granja, Max conseguirá sus miedos y su neurosis. Mientras tanto en la ciudad el resto de animales vivirán también sus propias aventuras, Bridget, con la ayuda de su amiga felina Chloe, intentará rescatar el juguete favorito de Max en una casa llena de gatos. Y finalmente el alocado conejo Pompón intentará liberar a un adorable tigre de un circo donde es maltratado

La película no tiene esa chispa y esa magia que desprendía su predecesora, entretiene y pasas un rato agradable, pero poco más. Es muy infantil, le falta esas típicas escenas que hacen que también se enganches los adultos. Carece de sorpresas y las diferentes escenas no terminan de enlazarse correctamente. Eso sí los más pequeños de la casa la disfrutarán mucho.

Lo mejor: Las bellas imágenes de la ciudad de Nueva York
Lo peor: No consigue enganchar como la primera parte y algunas escenas son repetitivas.

Pueden leer esta crítica con imágenes y contenidos adicionales en: http://www.filmdreams.net