El planteamiento sobre la muerte y el cielo que nos presenta la nueva comedia italiana del director Daniele Luchetti, ya lo hemos visto varias veces. Quien no recuerda “El Cielo puede esperar” o “El ciclo se equivocó”. Aquí en nuestro país en gran José Luis Cuerda nos regalo “Así en el cielo como en la Tierra”.

Ahora Luchetti ha creado está película, basado en dos de los relatos que editó hace unos años Francesco Piccolo llamado “Momentos de Inadvertida felicidad”. La cinta nos cuenta la historia de Paolo, que tras un día de trabajo sufre un accidente de moto y fallece. Pero curiosamente cuando llega al cielo, descubre que ha habido un error y que se le van a conceder 92 minutos más de vida.

La película juega con todo tipo de elementos cómicos, trágicos y mágicos. Llama la atención esa oficina de admisión que se encuentra nada más llegar al cielo, en la cual todo el mundo está protestando, como si estuviéramos en cualquier sitio público poniendo una reclamación. Desde su parte inicial se ve una cierta frescura y desde el momento en que vuelve a la tierra vamos conociendo la verdadera personalidad del protagonista.

Es un persona muy característica , tiene una clara facilidad de palabra y un desparpajo muy divertido. El guion en lugar de seguir los actos del personaje durante la hora y media que le queda, prefiere centrarse en el repaso de toda su vida, de sus relaciones familiares, de sus amigos y de todos los errores que cometió y que no podrá volver a hacerlos.

El reparto es otro aspecto que hacen que la película fluya, aparte del actor protagonista, protagonizado por Pierfrancesco Diliberto, en un papel que le va como anillo al dedo, destaca también la actriz y compositora Thony. Pero lo que de verdad me ha sorprendido ha sido la interpretación del veterano actor Renato Carpentieri, en una especie de San Pedro.

En definitiva estamos ante una comedia divertida en gran parte de sus desarrollo, que sirve para evadirse de estos duros momentos que estamos viviendo. Si no le pides mucho a cambio, la disfrutarás.

Lo Mejor: La escena de la llegada del protagonista al cielo
Lo peor: Le falta algo de mala leche.

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