Una especie de profeta libra a Damasco de la entrada del Daesh en la ciudad. O al menos así lo piensan muchos otros musulmanes que consideran les ha salvado y que es El Mesías. Ese es el fuerte arranque de una serie que me ha gustado y que mezcla los hechos fantásticos, la duda, la religión, con la geopolítica de Oriente Próximo (Palestina e Israel) el poderoso Estados Unidos con su larga serie de cuerpos de seguridad y espionaje, el terrorismo particular y de Estado, y hasta alguna mención al contrapoder de Rusia. A partir de ese momento se van entremezclando un montón de historias que aparecerán a lo largo de toda la primera temporada de la serie.
Nadie es bueno, ni totalmente malo, pero algunas veces las tramas geopolíticas se ven condicionadas por un guión donde, a mi entender, pesa más lo fantástico.
El ritmo es lento, pero hace mantener la atención. Los capítulos centrales son peores, pero al final vuelve a levantar el interés. La música a veces demasiado obvia, volviéndose siniestra cuando quiere que pensemos que alguien es malvado.