Hay películas que saben muy bien jugar sus cartas para llegar al corazón de los espectadores. “Los chicos del coro” es un claro ejemplo de ello usando la vieja fórmula mágica de mezclar infancia, enseñanza y música. No voy a negar que sea una historia bonita, que se deja ver con agrado y con una sonrisilla en los labios, pero de ahí a que sea una buena película va un buen trecho. Yo no me caso con nadie a la hora de analizar un filme y dar mi opinión personal, a mí me la sopla que salgan niños cantando, maestros más buenos que el pan y un entrañable happy ending propio de los cuentos de hadas… esta es una película muy correcta en sus formas, pero no pasa de ser una cinta muy normalita por mucho que sus admiradores la quieran engrandecer por no ser americana y por no salir actores de renombre.

De entrada, tenemos una historia vista mil millones de veces con anterioridad y, encima, con dos topicazos de campeonato: 1) Leer un libro, diario o lo que sea en el presente para contarte una historia ocurrida en el pasado. 2) El nuevo maestro que llega al lugar para hacerse cargo de un grupo problemático de individuos, y que termina convirtiéndolos en mejores personas a base de mano izquierda y a través de una actividad diferente a la habitual (en este caso la música). A un argumento ya visto hasta la saciedad hay que sumarle una narración totalmente plana, sin un solo giro de guión que sorprenda, predecible en todo momento y azucarada a más no poder (es como si te metieras de golpe en la boca un paquete de un kilo de azúcar, vaya).

Me sorprende enormemente que esta película tenga tantas buenas críticas y que, por el contrario, con otras de corte similar los entendidos en cine se lancen en forma de bolígrafo a su yugular. Y me refiero por ejemplo a la estupenda película de “Mentes peligrosas” con Michelle Pfeiffer, la cual se tachó en su día de lenta, aburrida y de tener un anodino guión. Pues para mí esa sí que es una buena película, con una historia creíble y emotiva, con un temazo por banda sonora ("Gangsta's Paradise" del rapero Coolio), y de la cual no tengo ningún reparo en afirmar que le pega 3 patadas en la boca a nivel de todo a esta cinta francesa de “Los chicos del coro”.

Puede que parezca que he sido bastante duro con esta película, tal vez lo haya sido un poco en realidad, pero es el resultado de analizarla con un mínimo de espíritu crítico y siendo consciente de que no es la primera película que veo de estas características. Y poco más voy a añadir, este es un filme demasiado dulzón para mi gusto y con un personaje de director del internado que es lo más lamentable que he visto en mucho tiempo. Le voy a dar un aprobado porque la historia es bonita y por la simpática banda sonora coral.