Y qué mejor ejemplo que Prison Break para ver ¿cómo se puede ir estropeando una serie lentamente? o ¿cómo no saber poner final a algo que lo necesita urgentemente?...


Porque en su primera temporada cumplía a la perfección en calidad y entretenimiento.

Porque cuando llegó el final de esos 22 capítulos todos temiamos que la destrozaran al encargar segunda temporada.

Porque cuando llegó la continuación a mi juicio supieron manejarse bien aún con la estrechez del argumento que se les iba viniendo encima.

Porque cuando acabaron la segunda tanda de 22 capítulos ya todos nos imaginábamos que las aventuras y desventuras de Scofield y sus compinches iban a caer hasta en lo ridículo después de tantas vueltas dadas.

Y porque, efectivamente, cuando empezamos a ver esa tercera temporada todas nuestras sospechas se hicieron realidad...

PD: lo peor es que muchos veremos o intentaremos ver la cuarta temporada (y última, por favor) porque aunque la serie no sea ni la mitad de lo que llegó a ser, querremos estar presentes en el entierro o fin de la que comenzó como una de las mejores series televisivas de los últimos años.