Un día jugando a exploradores cruzo una puerta en el jardín de mi casa que me comunica con la granja, allí conozco a un joven granjero llamado Shmuel. No me quiere contar el juego del número en el pijama. Pero nos hacemos amigos. Me pide de comer y yo sonrio al pensar como puede pasar hambre un granjero. Lo extraño es que no veo animales por ningún sitio.

Mi padre nos ha traido a un profesor particular, pero lo que enseña no me gusta. Dice que los judíos son malos, que son nuestros enemigos. ¿ Shmuel mi enemigo ? ¡¡¡ No, no puede ser !!!
Ultimamente sale un olor nauseabundo que proviene de las chimeneas de la granja, unos dicen que es ropa vieja la que queman, pero papá me ha dicho que es... ¡¡¡ basura !!!

Para mi sorpresa un día me encuentro a Shmuel trabajando en mi casa, ¡¡ qué alegría !! mi amigo en mi propia casa, lo invito a un dulce. Pero entra un soldado de papá y me asusta y digo una mentira, que lo encontré al entrar con el dulce en la mano. Corro a llorar a mi habitación porque se que le he fallado a mi amigo, pero estaba muy asustado. Días después acudo a verlo a la granja, está bastante herido. Le han pegado. Pero me perdona y seguimos siendo amigos.

Mis padres cada vez discuten más a menudo y están de peor humor. Y para colmo se ha muerto la abuela, la cual nunca estuvo de acuerdo con el trabajo de papá. Ahora nos reúnen a mi hermana y a mí y nos dicen que nos mudamos de nuevo. ¡¡¡ Yo no me quiero ir de aquí !!!
Da igual lo que yo piense, ante todo el deber al país me comenta mi padre. Hoy voy con tristeza a ver a Shmuel y le comunico la noticia, mañana después de comer me iré. Y me cuenta que su padre anda desaparecido, le digo que me consiga un pijama y yo entraré a la granja a ayudarle a buscar a su padre.
Al día siguiente aparezco con una pala, mi amigo me ha traído el pijama, me visto y cavo un hoyo debajo de la verja, una vez dentro y con un gorro paso desapercibido entre todos los granjeros. Primero buscamos en la cabaña de su padre...¡¡¡ no está !!! Una vez allí se oyen unos ruidos y aparecen unos soldados que nos llevan en grupo a un lugar un poco alejado de donde estábamos.

¡¡¡ Una ducha !!! ¡¡¡ Nos van a dar un baño !!! ¿ Un baño ahora ? sigo pensando que estos granjeros son bastante raros. Shmuel y yo nos quitamos las prendas y las dejamos sobre los bancos y reimos, de repente se apagan las luces y nos quedamos todos a oscuras. Se oyen gritos, los hombres a nuestro alrededor están asustados. ¿ Tan poco les gusta la ducha ?

Me abrazo a mi mejor amigo, pero no cae agua...no se oye ningún grifo. Y mi amigo me comenta que se está mareando, que se va a caer. Y yo le digo: Agárrate a mi Shmuel...


Vale mucho la pena ver la película desde el punto de vista de la inocencia de un niño de 8 años que no conoce la maldad que existe a su alrededor.