No se lo creerán, pero hoy he vuelto a ver E.T. ...40 años después de la primera vez que la vi, en el año `83.

Muchos se asombrarán al leer el título de mi crítica y les paso a explicar la razón del por qué no la volví a ver hasta hoy. Primeramente porque en esa época aún el vídeo no era algo que estuviese de moda en las casas de cualquier familia mediana de España, segundo, porque no existía el lujo de ir otra vez al cine a ver la misma película y la razón de más peso...no quería romper esa magia que me produjo esa maravillosa historia.

Con diez años vi algo que me hizo amar el cine, las grandes historias y dar muchísima importancia a la verdadera amistad. Spielberg hizo magia con apenas 10 millones de presupuesto. Algo grandioso para la época. Consiguió montar una historia sencilla, sin complicaciones (en el argumento, la parte técnica es otra historia), donde le dio el protagonismo absoluto a tres niños prácticamente desconocidos que se convirtieron de la noche en la mañana en archiconocidos y a los cuales les cambió la vida. El director buscó en todo momento lo espontáneo y lo natural y los niños cumplieron con creces, es más, en muchas escenas los dejaba improvisar y luego seleccionaba muchas de esas escenas.

La peli es tierna, dulce, divertida, dramática, moderna para la época (madre recién divorciada) y habla del amor, de la amistad, da igual que sea con un ser que no pertenece a tu planeta, cuando se ama con el corazón, no importa el quién...sino el por qué. En poco más de dos horas nos presenta una historia que se nos va a gran velocidad, la película está perfectamente montada, la llegada de E.T., el acercamiento a Elliot y a su familia, la preparación de la búsqueda para el regreso, el desarrollo y desenlace no baja el listón de interés y atracción del espectador.

Spielberg consigue algo novedoso, al igual que en su día consiguió que vigilásemos cada centímetro del agua cuando entrábamos al mar, con E.T consiguió que dejásemos de temer a todo aquello que venía de un planeta diferente a la tierra.

Recuerdo las colas en los cines, el boom en el que se convirtió E.T., era como si la única película que estuviese en los cines era la del pequeño extraterrestre de ojos azules. Una auténtica barbaridad. Quizás la generación de hoy día no puede imaginárselo, pero era una época donde estábamos estrenando la segunda cadena y la campaña publicitaria acerca de ésta película fue descomunal.

Hoy la he vuelto a ver con mi hija de 11 años y la he visto disfrutar como yo lo hice aquellas navidades de 1983, ojalá el día de mañana sus hijos digan lo mismo.

E.T. me mostró lo que en su día el cine a Spielberg, que una buena historia hay que disfrutarla.