Fui uno de esos afortunados que vio nacer el cine de los escualos y he de decir que creo un antes y un después en una generación antes de entrar a una playa. Ese tiburón de Spielberg fue el padre, el primero, el que despertó el interés y a la vez el miedo por los tiburones. El que dejó nacer la duda en el personal, sobre si este asesino con dientes solo se podría encontrar en mar abierto o de verdad se podría acercar hasta las playas más cercanas y devorar todo aquello que llegase a sus mandíbulas.

El catalán Jaume Collet-Serra apuesta a lo seguro, no nos engañemos, ni esperemos algo nuevo y novedoso, quizás un par de cosas para tener en cuenta. Cosa que no mengua la calidad del trabajo. Para mi el hecho de que el peso de la cinta caiga esta vez sobre una chica, que sea un tiburón casi humano en su forma de pensar y que aísla a la protagonista en un mano a mano han sido lo más llamativo. Por lo demás se ha dejado llevar por la fórmula fácil, una presa a priori frágil (la chica), una playa casi desconocida, un asesino dentro del mar y una música para asegurar la tensión la mayor parte del tiempo, aunque el bicho esté durmiendo. Las escenas son realmente buenas y se ve el trabajo que hay detrás, los ataques del tiburón demuestran no solo su fuerza (ojo al impacto con la ballena y a sus ataques), sino su gran velocidad e inteligencia. Ha sido inteligente en poder justificar lo ocurrido con los estudios de la protagonista y hasta esa pequeña compañía de la gaviota ha sido un acierto para tener un secundario con alas. El resto que nos queda por ver es la lucha de la mente humana y la capacidad de supervivencia contra el instinto asesino de un bicho que ya no solo mata por hambre.