Si a mi alguien me dice que una historia entre dos hermanos que no se hablan desde hace más de 40 años y cuyo único medio de comunicación son las notas que se escriben y entrega el perro de uno de ellos, que a su vez son granjeros y me iba a entretener, me daría la risa.

Sin embargo, Grímur Hákonarson nos trae algo a lo que cada vez estamos menos acostumbrados...una bonita historia. Los personajes son dos hermanos, sus ovejas y la nieve, no hay más, ni falta que hace. Consigue hacernos olvidar a esos actores archiconocidos, a esas bellas actrices con sus trajes seductores, esas grandes producciones, esas bellísimas localizaciones o los grandilocuentes efectos especiales. Nada de nada. Caras comunes, sin mujeres, con un presupuesto ridículo, localizaciones a tiro de piedra y sin efectos especiales. Y aún así me ha enganchado.

El valle de los carneros envuelve mucho en esa fría nieve. Odio, rencor, promesas, un pasado desconocido, una forma de vida y un futuro incierto. Todo eso son los ingredientes necesarios para que queramos saber más acerca de no solo la relación de estos dos hermanos, sino en el devenir tanto de ellos como de sus vecinos más cercanos.

Una muy grata sorpresa sin dudas.