Para no gustarme casi nada la ciencia ficción, reconozco que me está enganchando y de buena manera la saga. Esta segunda entrega mejora en todo a la primera, ya conocemos a los personajes y la trama es más entretenida y fácil de comprender que en la anterior. Han transcurrido diez años y Anakin se ha convertido en un joven Jedi bajo la tutela de Obi-Wan Kenobi. Sin embargo, al chaval se le ve poco disciplinado, con prisas para ser el mejor Jedi de la historia y con ansias de poder. Poco a poco iremos conociendo los inicios que lo llevan en el futuro a tomar decisiones erróneas en su vida.

En esta ocasión ayudará a su maestro a proteger a la reina Amidala de los atentados que están acechándola constantemente. Por primera vez hay un lado de la República que quiere independizarse para tener todo el poder y el voto de la reina es fundamental para ello. Anakin es enviado con la reina a un sitio seguro, pero una premonición, lo hace acudir donde vivía su madre y allí vuelve a salir su lado más salvaje. Le declara su amor a la reina, pero esta le indica que en su condición de Jedi, no puede suceder tal acto.

Aunque no puedo ponerle una pega por la acción que tiene, si me parece que parte de varias escenas, sobran de verdad, para llegar a alargarla casi 150 minutos. Me ha encantado ver al maestro Joda con la espada Jedi en acción, tan pequeño y tan poderoso. Ya tenía ganas de comprobar in situ dicho poder. Me ha llamado la atención ver otra vez a Christopher Lee ejerciendo de villano, que le vamos a hacer, si el tipo lo cuadra, habrá que encasillarlo ahí, no queda otra. Seguiremos conociendo un poco mejor a los robots R2-D2 y C3PO. Que cobrarán vital importancia en el devenir de los acontecimientos.

Me ha encantado la estética visual de las galaxias, no tanto los robots, muy simples para el año que se hizo la película, están poco elaborados. Me ha encantado el desenlace, nos prepara para la siguiente entrega y la presentación de personajes importantes.