Recuerdo allá por enero de 1978 para mi 5º cumpleaños, cuando mis padres me llevaron a verla al cine, qué tiempos aquellos, cuando llegabas a la taquilla y te decían que ya no habían entradas a la venta. No pude verla ese día. No sé sinceramente si fue este hecho el que me marcó para el futuro, pero el género de la ciencia-ficción jamás ha estado entre mis favoritos. Es más, resulta realmente curioso cuando me ven disfrutando de una de estas películas, por lo extraño de la escena. Me había visto las tres partes anteriores, y cuando salieron estas nuevas historias, como que no me convencían mucho. Imaginad cuanto, que comienzo a verlas hoy días, 14 años después. No voy a entrar en comparaciones ni nada por el estilo. Dicen las malas lenguas que Lucas no lo filmó a su debido tiempo, porque aún no se habían inventado los efectos especiales que necesitaba, creo que lo pudo haber hecho en su momento.

Prácticamente esta historia es la excusa perfecta para presentarnos el mundo de Star Wars y sus futuros personajes que nos encontraremos en las siguientes entregas. Un talludito Obi-Wan Kenobi o un mocoso Anakin Skywalker, descubierto por Qui-Gon Jinn, magistralmente interpretado por Liam Neeson. Cortos papeles para Samuel L.Jackson y poco aprovechado la doble interpretación de Natalie Portman. Los personajes nunca llegan al espectador, no hay apenas sentimientos, ni tan siquiera en aquellas escenas que lo requieren (despedida de Anakin), parece que a Lucas le preocupaba más los robots, los disparos, las naves y todo ese rollo, antes que los humanos y su comportamiento. La película aún sin ofrecer nada nuevo, es bastante entretenida, con unas batallas desiguales y con unos enemigos que causan risa en lugar de temor. Las carreras están muy logradas. El chaval es convertido en héroe a la fuerza por el guión y el Jar Jar Binks es un personaje que le quita lo poco de serio que tiene la trama. Sobraba desde siempre. Espero que las otras dos tengan mucha más calidad.