Siempre recordaré que el mismo día que vi esta película en el verano de 1992 fue la última vez que me subí a una moto. Mi amigo Tony decidió que en lugar de coger el transporte público, iríamos en su moto nueva y la puso a 160 kms/h a la salida del cine. ¡ Qué recuerdos !

El tema es que la película es una auténtica delicia, quizás le falta un poco más de acción y aventura para ganarse el diez de obra maestra. Clint Eastwood es un tipo muy inteligente y lo demuestra siempre que se pone detrás de una cámara. Sabe las herramientas que tiene en sus manos y como sacarles el máximo partido. ¿Qué tiene exactamente Sin Perdón para poder jugar con esos elementos?

En primer lugar lo natural, no se busca una historia complicada o ficticia que le cueste entender al espectador. Algo tan sencillo como unos chavales después de un largo día de trabajo, deciden acudir a un burdel a saciar sus apetitos sexuales y uno se molesta por las risas de una prostituta y con un cuchillo le marcan cara y cuerpo. El sheriff se entera y en plan rey Salomón acuerda justificar las pérdidas con la entrega de siete caballos en primavera. Pero las chicas no se quedan contentas, se ha atentado contra su dignidad como personas.

En segundo lugar se tira de unos héroes poco convencionales. para cobrar dicha venganza...pagada por las chicas claro está. Un chaval con afán de ser conocido como un gran pistolero, pero el cual ve menos que Rompetechos. Y dos pistoleros retirados metidos a granjeros. Como ya hiciera en la línea de fuego, el personaje de Eastwood muestra con total naturalidad la edad que tiene y trabaja en función de ella. Ha perdido puntería, visión, está torpe y poco ágil y se cae del caballo constantemente. Para colmo su amigo Ned Logan lo bombardea constantemente con preguntas banales, si echa de menos a una mujer, si se masturba. La vida misma señores.

Y en tercer lugar, la arrogancia de un sheriff magistralmente interpretado por Hackman el cual por su orgullo y prepotencia, convierte un trabajo fácil y rápido en un ajuste de cuentas y despierta al asesino que llevaba años dormidos dentro de Will Munny.

En síntesis es lo que puedo contar sin adelantar nada más. Y destacar por encima de todo, la naturalidad excesiva de la historia. Imprescindible.