En un principio cuando leí el tema, creo que caí en la trampa de la mayoría de personas que se dispusieron a ver ésta cinta.

Seguro que esto trata del típico profesor que se ve envuelto en una historia amorosa-caprichosa con una de sus alumnas y que termina no muy bien, envolviéndolo en un caso donde resulta ser el sospechoso. Y casi, vamos, que tiré al palo, pero ahora viene lo mejor y de lo cual no voy a comentar nada.

Simon Kaijser ha jugado inteligentemente con el espectador, ofreciéndole en un principio lo que esperaba, para sorprenderlo después con algo totalmente inesperado, que a mi personalmente me encantó. La trama está muy bien montada, cada personaje en su correspondiente sitio y lugar y los hechos desarrollándose como el espectador espera, todas las piezas encajan a la perfección. Un seguimiento total de los movimientos de nuestro protagonista y las pistas apuntando concienzudamente al personaje más sospechoso, pero a pesar de que todo lo esperas, parece que algo no cuadra, que no todo puede ser tan sencillo y es ahí cuando nuestro queridísimo sueco nos sorprende gratamente.