Una niña japonesa de 10 años, debe vivir y trabajar en un extraño mundo de espíritus para romper el hechizo que convirtió a sus padres en cerdos. En un mundo sumergido en la frivolidad y el materialismo este film nos recuerda las cosas importantes de la vida.

Una fábula que nos acerca a lo que realmente somos como sociedad, una niña en un “país” extranjero que tiene que trabajar para ayudar a sus padres, enfrentando sus miedos y deseos de abandonar tal empresa, conociendo personas que en un principio son reacias a ella, rechazándola para luego darse valor ante ellos.

Es una obra poco convencional para los estándares occidentales del género infantil: exhibe un sorprendente grado de detalle en su dibujo y ofrece una historia extraña y de tono pesadillesco.

Realmente son pocas las cintas dirigidas a un público infantil que te “preparan” para la vida real con una moraleja bastante acertada sin ser aburrida ni obvia pues tiene bastantes lecturas positivas aunque a veces llega a confundir un poco por las costumbres y simbolismos de la cultura oriental.

La cinta de animación japonesa es una propuesta completamente opuesta al cine convencional de animación al que nos tienen acostumbrado, una trama muy bien cuidada, llena de simbolismos, enseñanzas morales sin mostrarlas explícitamente, personajes profundos y realistas.

La película ha sido bien acogida por la crítica y el público en general: recaudó más de 200 millones de dólares antes de llegar al mercado estadounidense y obtuvo numerosos premios internacionales; recibió 55 nominaciones a diferentes premios, de los cuales gano 36 de ellos incluyendo el Oscar a la Mejor Película de Animación y el Oso de Oro a la Mejor Película-Festival Internacional de Cine de Berlín.