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Voto de Reaccionario:
8
Drama Alemania, 1939. Cuando Adolf Hitler está a punto de conducir a su país a la guerra, imponiendo una dura disciplina que niega la libertad individual, grupos de jóvenes alemanes, entusiasmados por la política y el mensaje de libertad de la música swing americana, se rebelan contra ese orden. Conocidos como los "Chicos del Swing", imitan la última moda inglesa y americana: llevan abrigos demasiado grandes, sombreros hongo, paraguas negros ... [+]
24 de marzo de 2013
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo malo de ver una película tan buena como ésta es que las demás te parecen malas. "Rebeldes del swing" guarda cierto parecido con "El Pianista", "La cinta blanca" o "Los chicos del coro", ya sea por tratar el origen del nazismo, el valor de la música o las dos cosas a la vez. Pero la diferencia está, entre otras cosas, en que en esta ocasión el swing importa, tiene significado. No bailan porque sí, sino por que es su forma de revelarse contra el régimen, y en el fondo, de ser libres y ser ellos mismos. En conjunto Thomas Carter construye un excelente drama, a veces un musical por sus brillantes coreografías, sobre unos jóvenes bajo el Tercer Reich. El intento de reflejar el día a día, las motivaciones de la gente normal en situaciones normales, más allá de los habituales temas del antisemitismo o la politización, es brillante. Como la propia situación, el ambiente, las autoridades, los padres, los mayores van conduciendo a las nuevas generaciones hacia el nazismo. "Rebeldes del Swing" sí que es real como la vida misma, inteligente, humana, crítica y sincera, no como la enorme parida que supone "La cinta blanca".

Porque la inmensa mayoría de nazis no eran psicópatas desalmados, sino gente normal, como nuestros protagonistas. Incluso ellos, que de entrada son contrarios a las nuevas ideas, se ven conducidos y fascinados por el movimiento. Orgullo, poder, sentirse libre, oportunismo, miedo a la diferencia, camaradería, idealismo, sentirse superior a los demás, presión del grupo, sentido práctico o pura supervivencia son las motivaciones auténticas. Mientras tanto el odio, el resentimiento y los deseos de venganza se van deslizando por medio de la propaganda, la mentira y el lavado de cerebro. Después de todo, son los pequeños gestos los que acabaran llevando al Holocausto. Aún así, reconozcamos que el principio, sin ser malo, no tiene la garra de toda la parte final. La película va creciendo a pasos agigantados para llegar a un punto de dramatismo en el que las palabras, magníficos diálogos, duelen como cortes de una navaja. Al final nos queda un gran análisis de la naturaleza humana, de cómo mantener la honestidad en la Alemania Nazi, la lucha, la amistad y tantas otras cosas. O sea, una gran película.
Reaccionario
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