Media votos
6,5
Votos
463
Críticas
24
Listas
0
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Contacto
-
Compartir su perfil
Voto de Murdock:
9
6,3
29.403
Thriller. Drama. Terror
A una mujer (Jennifer Lawrence) le pilla por sorpresa que su marido (Javier Bardem), un escritor en pleno bloqueo creativo, deje entrar en casa a unas personas a las que no había invitado. Poco a poco el comportamiento de su marido va siendo más extraño, y ella empieza a estresarse y a intentar echar a todo el mundo.
19 de octubre de 2017
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película valiente, arriesgada, y con una notable técnica de rodaje e intensidad en el guión. Aronofsky lo vuelve a conseguir a través de un nuevo estudio en profundidad de la psique humana, como ya hiciera en Cisne Negro. Un estudio profundo, ajeno a la superficialidad que una pretensión de este calibre exige, en muchas partes sin una racionalidad aparente (como la propia mente humana), pero que termina redondeado y diluciadado por el metraje final, que compensa y justifica distintos pasajes caóticos.
Contrariamente a lo que podría ser una lectura más evidente y obvia, basada en una serie de lecturas lineales y tangenciales -pasajes bíblicos, dicotomía hombre/madre naturaleza, que también existen-, a mi juicio la película retrata un perfil psicológico muy concreto y destructivo, sobria y magistralmente interpretado por Bardem. Un perfil que sólo aquél que lo haya conocido, lo identificará y asociará progresivamente, según se destapan detalles y avanza la película.
Es una película sobre las apariencias. Sobre lo que uno cree vivir, y la vida que realmente vive. Sobre como uno cree que es alguien -la imagen que se crea-, y sobre como es realmente ese alguien.
Aquellos que hayan conocido a alguien con este perfil, sabrán de lo que hablo. De las situaciones que consiguen hacer creer a los demás, y lo que realmente son.
A continuación paso a detallar esos aspectos que se he venido esbozando. No pretenden ser exhaustivos ni una guía pormenorizada (spoiler):
Contrariamente a lo que podría ser una lectura más evidente y obvia, basada en una serie de lecturas lineales y tangenciales -pasajes bíblicos, dicotomía hombre/madre naturaleza, que también existen-, a mi juicio la película retrata un perfil psicológico muy concreto y destructivo, sobria y magistralmente interpretado por Bardem. Un perfil que sólo aquél que lo haya conocido, lo identificará y asociará progresivamente, según se destapan detalles y avanza la película.
Es una película sobre las apariencias. Sobre lo que uno cree vivir, y la vida que realmente vive. Sobre como uno cree que es alguien -la imagen que se crea-, y sobre como es realmente ese alguien.
Aquellos que hayan conocido a alguien con este perfil, sabrán de lo que hablo. De las situaciones que consiguen hacer creer a los demás, y lo que realmente son.
A continuación paso a detallar esos aspectos que se he venido esbozando. No pretenden ser exhaustivos ni una guía pormenorizada (spoiler):
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
a) Bardem: Al principio se nos presenta como lo ve su mujer: un artista brillante en horas bajas, buen amante, aparentemente frágil, debilitado por un pasado turbulento, pero que le ofrece lo que ella en su momento necesita: paz, estabilidad y una vida tranquila ajenos al exterior. El mundo sólo son ellos dos.
Conforme avanza la película son muchos los detalles que denotan su auténtica personalidad narcisista y finalmente perversa.
Narcisista: necesita a los demás y se vale de ellos para crear y para elevar su ego (no es autosuficiente, y vampiriza las emociones ajenas por si incapaz de describirlas), se muestra afable y acogedor socialmente -en la mayoría de los casos a costa y ajeno a los deseos de su mujer-, su mujer realmente vive a su merced creyendo que esa es la vida que quiere tener.
Perverso: instrumentaliza a su mujer hasta destruirla, genera el caos voluntariamente para desequilibrarla tras haber generado un entorno de teórica paz y confianza que el mismo deshace; siguiendo un patrón que repetirá en el futuro. Él nunca siente culpa, y sólo está preocupado de la imagen proyectada al resto.
b) Lawrence: Al principio se nos presenta como ella cree que es su vida (haciendo al espectador partícipe de esa irrealidad): la casa que ha reconstruido la asume como propia, vive la vida que quiere vivir, él ha hecho grandes sacrificios y ella debe compensarle, vive al lado de un gran artista que necesita tranquilidad y estabilidad, es él quien ha de tener visibilidad social y ella quien ha de estar a su completa disposición. Vive emocionalmente enganchada a él, entregándole todo. Es un personaje con luz, inteligente, trabajador, que termine por marchitarse.
Ella es la casa, una casa con vida, que sangra cada vez que se producen situaciones desequilibrantes que rompen la paz idílica y ficticia, que ella creía tener. Ella se desvive, lo entrega todo ("Te lo entregué todo" dice ella en un pasaje del film), incluso tiene un hijo con él para satisfacerlo para evitar romper esa teórica relación armoniosa, para volver a esa relación idealizada que nunca existió, para aislarse del desequilibrio que él está consintiendo en su casa.
c) El final: Una vez que él ha conseguido vaciarla personal y emocionalmente hasta la locura, hasta la auto-inmolación, cuando yace destruida física y metafóricamente en sus brazos, le roba lo único que le queda, su último asidero a la vida: su corazón, quizás en un representación de su propia alma y lo que la define como persona ("dame tu amor", penetrando en las entrañas).
Como todos los narcisistas, necesita de los demás para sobrevivir, para vampirizarlos hasta anularlos. Por eso repetirá el mismo patrón con su siguiente mujer. La última escena, repitiendo el mismo inicio, pero con otra mujer, entiendo que quiere dejar patente que esa situación se volverá a repetir, pero con otra persona distinta, pero con un perfil idéntico o parecido a la anterior.
Finalmente alguna definición de este perfil psicológico, para entender mejor lo relatado:
Los individuos perversos narcisistas, según Alberto Eiguer, son aquellos que bajo la influencia de su "grandioso yo", intentan crear un vínculo con un segundo individuo, atacando muy especialmente su propia imagen de integridad con el fin de desarmarlo. Para Eiguer, estos individuos atacan el amor propio de los otros, su confianza y la autoestima para hacerles creer que el vínculo con el perverso es irremplazable y que es el otro quien lo solicita.
Para Marie-France Hirigoyen, la perversidad no proviene de un trastorno psiquiátrico sino de una fría racionalidad que se combina con la incapacidad de considerar a los demás como seres humanos. El perverso sabe cómo seducir al grupo y conseguir que funcione de manera inhabitual; conoce sus límites y frena su acción cuando percibe que puede ser descubierto.
Conforme avanza la película son muchos los detalles que denotan su auténtica personalidad narcisista y finalmente perversa.
Narcisista: necesita a los demás y se vale de ellos para crear y para elevar su ego (no es autosuficiente, y vampiriza las emociones ajenas por si incapaz de describirlas), se muestra afable y acogedor socialmente -en la mayoría de los casos a costa y ajeno a los deseos de su mujer-, su mujer realmente vive a su merced creyendo que esa es la vida que quiere tener.
Perverso: instrumentaliza a su mujer hasta destruirla, genera el caos voluntariamente para desequilibrarla tras haber generado un entorno de teórica paz y confianza que el mismo deshace; siguiendo un patrón que repetirá en el futuro. Él nunca siente culpa, y sólo está preocupado de la imagen proyectada al resto.
b) Lawrence: Al principio se nos presenta como ella cree que es su vida (haciendo al espectador partícipe de esa irrealidad): la casa que ha reconstruido la asume como propia, vive la vida que quiere vivir, él ha hecho grandes sacrificios y ella debe compensarle, vive al lado de un gran artista que necesita tranquilidad y estabilidad, es él quien ha de tener visibilidad social y ella quien ha de estar a su completa disposición. Vive emocionalmente enganchada a él, entregándole todo. Es un personaje con luz, inteligente, trabajador, que termine por marchitarse.
Ella es la casa, una casa con vida, que sangra cada vez que se producen situaciones desequilibrantes que rompen la paz idílica y ficticia, que ella creía tener. Ella se desvive, lo entrega todo ("Te lo entregué todo" dice ella en un pasaje del film), incluso tiene un hijo con él para satisfacerlo para evitar romper esa teórica relación armoniosa, para volver a esa relación idealizada que nunca existió, para aislarse del desequilibrio que él está consintiendo en su casa.
c) El final: Una vez que él ha conseguido vaciarla personal y emocionalmente hasta la locura, hasta la auto-inmolación, cuando yace destruida física y metafóricamente en sus brazos, le roba lo único que le queda, su último asidero a la vida: su corazón, quizás en un representación de su propia alma y lo que la define como persona ("dame tu amor", penetrando en las entrañas).
Como todos los narcisistas, necesita de los demás para sobrevivir, para vampirizarlos hasta anularlos. Por eso repetirá el mismo patrón con su siguiente mujer. La última escena, repitiendo el mismo inicio, pero con otra mujer, entiendo que quiere dejar patente que esa situación se volverá a repetir, pero con otra persona distinta, pero con un perfil idéntico o parecido a la anterior.
Finalmente alguna definición de este perfil psicológico, para entender mejor lo relatado:
Los individuos perversos narcisistas, según Alberto Eiguer, son aquellos que bajo la influencia de su "grandioso yo", intentan crear un vínculo con un segundo individuo, atacando muy especialmente su propia imagen de integridad con el fin de desarmarlo. Para Eiguer, estos individuos atacan el amor propio de los otros, su confianza y la autoestima para hacerles creer que el vínculo con el perverso es irremplazable y que es el otro quien lo solicita.
Para Marie-France Hirigoyen, la perversidad no proviene de un trastorno psiquiátrico sino de una fría racionalidad que se combina con la incapacidad de considerar a los demás como seres humanos. El perverso sabe cómo seducir al grupo y conseguir que funcione de manera inhabitual; conoce sus límites y frena su acción cuando percibe que puede ser descubierto.