Nominada en 1956 como mejor historia por la Academia de Hollywood, nos cuenta un relato de patriotismo exagerado.

Una figura del beisbol americano, con un contrato millonario, antiguo piloto de las Fuerzas Aéreas Norteamericanas, es reclamado por un general sabedor de su pericia en el aire para una misión de suma importancia. James Stewart es el coronel Holland, recién casado, con una casa de lujo y una vida repleta de elogios en las canchas de beisbol, ni corto ni perezoso se entrega a esa misión, tan peligrosa o más que si estuviera en plena guerra mundial.

Su mujer, la pareja ideal, lo asume pensando que será solo por un tiempo, pero parece que al larguirucho de Holland, le van los riesgos y la presión de volar a 45000 pies más que batear y conseguir carreras y dinero para su futuro. Verdaderamente lo único interesante, y no en demasía, son las imágenes en vuelo y las educadísimas discusiones del matrimonio. Película con marcado toque patriótico y sin demasiado interés. Un 5.