Es raro que Clint eastwood falle en alguna película, en este caso, obviamente no lo hace, ya que tiene algo realmente interesante que contar, sobre todo algo que sucedió hace un par de décadas en Gringolandia.
Sin embargo, el mérito no es solo suyo, también del reparto en general: el gordito Paul Hauser te causa simpatía, Sam rockwell no hace que quieras golpear a su personaje, sino todo lo contrario, ahora sí lo apoyas, Olivia wilde consigue que la odies, al igual que a Jon hamm y Kathy bates te rompe por dentro (excelente interpretación en cierta escena que quienes ya vieron sabrán por qué), te hace sentir esa impotencia.
Y la historia también consigue atrapar, aún cuando no es original ¿Por qué digo esto? Películas en donde vemos a gente inocente acusada de algo que no hicieron ya han existido en bastantes ocasiones: Gone girl o Jagten son la prueba. Pero, yo en lo personal, prefiero ver este tipo de películas que, aun sin ser nuevas, sí tiene algo que contar.

Muy recomendable de ver, sobre todo en estos tiempos en los que se quieren cargar la presunción de inocencia.