Tony Gilroy vuelve a meter el dedo en la llaga como suele hacer, y esta vez no dirige siendo Brad Anderson ('El maquinista') el encargado de esa tarea. El objetivo de Gilroy está vez es Oriente Medio con el conflicto de la guerra del Líbano de fondo.

Para quien no conozca, o conozca muy poco, el conflicto de aquella guerra, como yo mismo, algunas de las cosas de las que se cuentan puede sonar a chino, aunque el fondo de la película está claro: los intereses de los países en el Líbano y los de algunas organizaciones con el propio país, y más concretamente Beirut, como víctima de los intereses y los de su población que son los que siempre pagan el pato y viven en condiciones infrahumanas.

'El rehén' quiere servir como thriller y como cinta de denuncia, y sirve para ambos propósitos. Como thriller es una historia de tensión, intereses cruzados y una pizca de drama humano; como denuncia, es una muestra de como funcionaba la situación aquel entonces. La contra es que en ninguno de los dos apartados es realmente notable, no hay una escena o una reflexión que haga mella. Sí que sirve para pensar y pasar un rato llevadero, pero nada más.

Jon Hamm, Rosamund Pike y el resto de sus protagonistas desde luego que ponen de su parte para que el filme salga lo mejor posible. El guion no lo hace tanto, sin embargo se agradece la participación y se llevan el aplauso del público.